Usted señala en su libro que la creación de las AFJP, se debió en gran medida a
que el “menemismo” impuso a la sociedad la idea de que el Estado era
ineficiente, y por lo tanto era preferible que los trabajadores pudiesen optar
por un sistema privado, que resguarde mejor sus intereses… ¿No cree que el
bajo concepto que la gente tenía del Estado era justificado, y no solo un
invento del “menemismo”?
Sin dudas. Desde los tiempos de Martinez de Hoz, desde el eslogan de que hay que
cambiar el Estado por que éste no sirve como administrador, la sociedad compró
esta idea y se sube a caballo de ella. Pero este concepto es una negación
profunda de la realidad.
No es cierto que el Estado, en términos conceptuales,
sea un mal administrador, sino que en la Argentina, y por momentos, fue un
pésimo administrador, y tuvo malos gerentes. Pero no se puede decir que el
Estado administre mal, sino, hay que preguntar que pasa en Alemania o en
Francia.
Pero en todo caso, en la Argentina, las cajas de jubilación fueron siempre
usadas como “cajas políticas”. ¿No era lógico que la gente desease un sistema
privado?
Efectivamente, las cajas de previsión funcionaron como cajas políticas desde los
tiempos de Perón. Es cierto que hubo acuerdos con los sindicatos al respecto, y
que, por todo eso, estas cajas comenzaron a trastabillar a comienzos de los
setenta, o quizás un poco antes, para entrar en una crisis colapsante en la
década del ochenta.
Por lo tanto, el Estado fue muy mal gerenciado en la
Argentina, pero como se demostró, las entidades privadas no fueron mucho mas
eficaces…
¿Pudo haber buenas intenciones en quienes crearon las AFJP, es decir la idea de
que, efectivamente, este sistema podía ser simplemente una buena alternativa
para los trabajadores ante la opción del sistema público de reparto?
No sigamos negando la realidad, esto fue un negocio. Lisa llanamente un gran
negocio. Y fue un botón de muestra de cómo fueron las privatizaciones en la
Argentina. Hubo un guiño, una complicidad, para traspasarse del sector público
al sector privado, solamente en jubilación, casi cinco mil quinientos millones
dólares por año, es decir, 23 mil millones de dólares totales, que pasaron del
Estado a los privados en materia de jubilaciones.
Si el Estado hubiese tenido
buenos gerentes, esto hubiera sido distinto, ya que ese dinero hubiera quedado
en manos del Estado, y hoy tal vez la historia hubiese sido diferente.
¿Cree que efectivamente esos 23 mil millones hubiesen evitado esta situación por
la que atraviesa el país?
No puedo trazar una reflexión a futuro, pensando como hubiese sido otra
Argentina. Lo que yo diría es que las AFJP forman parte de un destino nacional,
por que es cierto que en una economía golpeada, desbastada, herida de muerte,
que ha perdido el 70 por ciento del PBI en solo una año, como es la de la
Argentina, no funciona ni la jubilación privada, ni la estatal, ni nada, por que
toda la economía está agotada.
Se las ve a las AFJP como las responsables de todo esto ¿Pero no es en
definitiva el Estado el verdadero encargado de controlar que el sistema
funcione?
Yo diría que esta idea de denostar al Estado es una ideología captada de manera
“inteligente” por políticos y economistas. Durante la década de los noventa,
primó la ideología Cavallo-menemista que era un concepto fomentado desde
los centros de poder para hacer grandes negocios.
No en vano, los grandes bancos
acreedores de la Argentina, que llevaron a la famosa hiperinflación cuando le
quitaron los créditos a Alfonsín, luego se quedaron con todas las empresas
públicas.
Ahora bien, las AFJP fueron muy criticadas por prestarle dinero a un Estado que
estaba a punto de quedar en cesación de pagos, pero si no lo hacían, también
serían criticadas por no financiarlo…
Bueno, de hecho fueron obligadas a prestarle…
Justamente, podían llegar a no estar muy cómodas con hacerlo, aún con los
altísimos intereses que cobraban, pero usted dice que no tenían otra opción…
Yo lo explicaría así: en 1998, la Argentina se queda sin crédito externo, por
que el mundo ya veía que el régimen de convertibilidad era una ficción, un
globo, que en algún momento iba a reventar. Efectivamente reventó, tal como lo
pronosticaban en el exterior y, en pequeña medida, intelectuales y economistas
dentro del país, como en mi caso, que venía anunciando la crisis de la
convertibilidad desde el año 1993 (N de la R: ese año Muchnik publicó el libro
“Fuegos de artificio”, donde anticipa la caída de este régimen).
Y claro, una
vez que el mundo se da cuenta de esto, en 1998, deja de prestarle dinero al
Estado, y el gobierno, para obtener el financiamiento necesario para sostener la
convertibilidad, conmina a los bancos y a las AFJP a entregar esos fondos
necesarios para mantener el uno a uno. ¿Y que hacen las AFJP? Les cobran al
Estado tasas usurarias por prestar ese dinero: ahí está la perversión del
sistema.
¿Y cree que a tasas normales, se podía evitar esta crisis?
Bueno no, no creo que las AfJP o el sistema financiero hayan llevado a este
colapso. Son solo un factor, pero esta explosión se produce por la negación de
la realidad por parte de la clase dirigente.
¿Existen antecedentes de países donde el sistema de jubilación colapsó?
Esta el caso de Chile, en 1982 donde las AFJP estallaron junto con toda la
economía. Fue el momento en el que el gobierno dictatorial de Augusto Pinochet
tiró por la ventana a todos los Chicago´s boys y puso un heterodoxo como
Bugi. En los países pobres, las AFJP no funcionan, por que están ligadas a la
marcha económica de una nación.
Solo si la economía funciona, funcionan las AFJP, y de hecho los fondos de inversión norteamericanos, los “plomeros y los
albañiles” -como los llama Paul O´Neill, el Secretario del Tesoro de Estados
Unidos-, que aportan a estos fondos, son en definitiva los acreedores de la
Argentina. Los Fondos de Pensión son los que han prestado gran parte a este
país, y son los tenedores de los bonos de la deuda externa.
¿Cómo salieron en Chile?
Siguió como en una meseta, sin grandes rendimientos y sin muchos afiliados. A la
Argentina, llegaron galopando y diciendo que iban a ser el gran mercado de
capitales; recuerdo cuando yo polemizaba con los pichones de Neustadt en los
programas de televisión, ya que ellos sostenían que el Estado era un mal
administrador y que por ende todo se solucionaba cediendo todo al sector
privado. Lo cierto es que estas transferencias solo agravaron el problema.
Por último, luego de su investigación, ¿encontró antecedentes de AFJP que entre
todas las comisiones, le descuenten a sus afiliados casi un 35 por ciento de su
aporte mensual?
La verdad es que no. Si lo existe, lo desconozco.