El trabajo es para algunas personas, la única actividad que le suscita suficientes intereses, a la vez que constituye lo que de modo, casi exclusivo, llena su vida. Con la jubilación, o al abandonar el trabajo por otros motivos, se produce un vacío que no se puede llenar de forma improvisada.
Es necesario que a lo largo de la vida, cada persona amplíe sus actividades e intereses, de modo que, al llegar la jubilación pueda ocupar el tiempo tan amplio que en esos momentos tiene a su entera disposición; sin llegar al punto de plantearse “cómo pasar el tiempo”.
Es llegar a valorar ese tiempo como una verdadera oportunidad para dedicarse a aquellas actividades que, precisamente por falta de tiempo, no pudo desarrollar más en etapas anteriores de su vida.
El aumento constante de la esperanza de vida, hace que la imagen de nosotros mismos no siempre concuerde con la edad que figura en el documento de identidad; la amplitud mental hace que hoy nos veamos con 10 años menos, en promedio.
¿Cuántas veces escuchamos “a su edad, yo no hacía esas cosas?”. El avance de la tecnología en todos aspectos, sobre todo en área de medicina (en todas sus alternativas), hizo que la actualidad encuentre a personas con mayor amplitud en sus perspectivas de vida.
El envejecimiento activo implica actividad física, social, intelectual y emocional; al mismo tiempo incluye actitudes desde previsoras, participativas y de compromiso con la vida.
En los adultos mayores, la cuestión física se controla mejor si se presta atención especial a los aspectos afectivos, emocionales y espirituales: les ayudará si participan con deseos, en prácticas recreativas y en actividades de servicio, ayudando o apoyando a otros.
Los 580 millones de personas mayores de 60 años, que hay sobre el planeta, viven de manera diferente, se sienten más jóvenes y se rehúsan a ser tratados como la clase “pasiva”; esta afirmación está basada en un estudio realizado por investigadores británicos, la diferencia entre la edad biológica y mental, se ha ampliado considerablemente en los últimos años.
Así lo comprueban los miles de adultos mayores que siguen estudiando o realizando actividades de todo tipo, y se demuestra que superar cierta edad no es ya sinónimo de envejecer.
De alguna manera, con los cambios sociales iniciados en el siglo pasado, se ha roto uno de los estereotipos más fuertes jamás conocidos: el anciano de pantuflas y pipa, que disfruta de la inactividad.
Al analizar este presente, las personas mayores de 50 años ocupan un papel mucho más activo en la sociedad, aunque muchos sectores regresivos todavía no se hayan dado cuenta.
La exclusión laboral, todavía sigue aquejando a los adultos mayores; aunque la conciencia iniciada en Europa y Estados Unidos (según lo establecido en los estudios mencionados), vaya incrementando la sensación de que el límite biológico sea infundado.
La diferencia de culturas y calidad de vida, se ve en los finlandeses, que a pesar de ser los individuos con mayor expectativa de vida, en toda Europa, sólo se consideran tres años más jóvenes, en promedio; los ingleses dicen sentirse diez años más jóvenes, mientras que los estadounidenses se rejuvenecen quince años.
Todas estas estadísticas muestran un marcado cambio del concepto de vejez; en algunos casos, el rejuvenecimiento puede darse por la cantidad de tiempo que se tiene para disfrutar del retiro, y en otros por la facilidad económica y de recursos disponibles, en Estados Unidos y Europa, especialmente.
La discriminación que sufren los adultos mayores en algunas partes del planeta, no ha evitado (en varios casos), que ellos aprendan a quererse y valorarse ellos mismos.
La evolución permite que hoy en día, los adultos mayores hagan cosas que antes a la misma edad, ni se imaginaban: desde correr una maratón, hasta ser un músico idolatrado, (como Paul MacCartney, Mick Jagger, Chavela Vargas)… cada uno tiene la edad que se siente que tiene, más allá del calendario.
Muchas veces es la mente la que se encarga de darle vejez a nuestra vida y podemos ayudarnos a cambiar la actitud, apoyándonos en programas que nos permitan crecer en todos aspectos.
Nuestras creencias generan hábitos que, eventualmente, se manifiestan en nuestra vida y se convierten en nuestra realidad; detrás de nuestros pensamientos se encuentra la mente que los genera.
En su obra “Cómo escapar a la prisión del intelecto”, el Dr. Deepak Chopra, nos muestra como lograr que nuestra mente genere pensamientos que nos ayuden a crear la realidad que deseamos experimentar en nuestra vida, para lograr así, vivir la vida que siempre hemos deseado, independientemente de las circunstancias que nos rodean y nos limitan.
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