La jubilación puede ser un gran momento en tu vida, desde luego, cuando el ingreso jubilatorio es adecuado y existe una seguridad financiera. Sin embargo, la jubilación es más que dinero.
Es una etapa de la vida y una experiencia que tiene aspectos cualitativos difíciles de cuantificar y presentar en una hoja de cálculos.
Efectivamente, muchos planificadores de jubilación pasan por alto el tema de los aspectos no financieros de una jubilación, por lo que se hace fundamental incrementar el conocimiento de los individuos y las parejas acerca de las posibilidades para sus futuros, crear una placentera transición entre el trabajo y el retiro, y tomar decisiones útiles y satisfactorias.
Para lograr estos objetivos, es necesario tener en cuenta los siguientes puntos:
· Las actitudes de esta nueva etapa de la vida
· La transición del trabajo a la jubilación
· Examinar las experiencias laborales como una herramienta para planificar
· Usar el tiempo en forma provechosa.
También podemos hablar del lanzamiento de nuevas carreras, siempre pensando en devolver algo a la comunidad a modo de gratificación, comprendiendo como algo normal el envejecimiento, sabiendo cómo bajar la marcha, dónde vivir, y pensando en el futuro en forma más estratégica.
La mayor parte de las personas participantes en planes de jubilación se encontraban trabajando para corporaciones en cargos directivos medios o altos. Otros eran empleados de factorías, empleados de nivel universitario, altos ejecutivos y sus esposas.
Algunas de las observaciones más interesantes, relacionadas a la conducta de planificación jubilatoria y sus implicancias, tiene que ver con las diferencias en los abordajes entre hombres y mujeres.
Tengamos en cuenta que las diferencias de género descritas a continuación se basan simplemente en la observación, y que no hay un estudio o investigación que avale dichas conclusiones.
Las diferencias de género en la planificación de la jubilación
Entre las parejas de 60 años, o más, los hombres saben más de finanzas que las mujeres.
Asimismo, ellos han percibido ingresos más altos y eran responsables de las finanzas domésticas, lo que nos lleva a inferir que tenían un control o influencia mayor sobre los asuntos monetarios cotidianos.
Las diferencias de género en lo relativo al dinero son menos prominentes en las parejas más jóvenes, que aún no se han jubilado, generalmente nacidos poco después de la segunda guerra.
Las mujeres de dichas parejas suelen tener planes 401(k) y manejan sus propios fondos. Con frecuencia, son responsables de las finanzas de la casa y de las inversiones familiares.
Un caso interesante es el de los especialistas de las sociedades médicas, entre los cuales las diferencias suelen no ser tan aparentes. Generalmente, los médicos —hablando de los hombres— suelen ser los menos preparados para la jubilación.
El dinero es un factor relevante. Ellos no tienen ideas de qué hacer más allá de la práctica de la medicina. El pensamiento de no practicar la medicina les resulta simplemente doloroso.
En discusiones de grupo, a la hora de tratar este tema, los médicos suelen quedar paralizados, congelarse, sin decir cosas importantes.
Por su parte, las especialistas o médicas suelen mostrar dificultades a la hora de desarrollar nuevos roles y de construir una identidad. Ellas necesitan ayuda para poner ciertos temas sobre la mesa.
Sin embrago, en forma grupal, se muestran tan reservadas como los hombres. Las médicas prefieren discutir su futuro no financiero con otras mujeres, y se muestran poco proclives a discutir estos asuntos “suaves” en presencia de sus colegas hombres.
Tanto los médicos retirados como los que se encuentran trabajando admiten tener una gran dificultad en imaginar su vida después de la jubilación, y también evidencias serios problemas de planificación.
La pareja y la planificación de la jubilación
La relación suele ser uno de los temas menos discutidos en la planificación de la jubilación. El tiempo suele ser muy poco y el tema es demasiado personal.
De hecho, muchos creen que se trata de una discusión innecesaria. “Si no está roto, no lo arregles”, parece ser el pensamiento general.
Antes de jubilarse, las parejas no consiguen percibir el impacto de los cambios de roles y del incremento de tiempo que pasarán juntos.
Entre los problemas más comunes que se pueden identificar una vez producida la jubilación, las mujeres señalan:
· Él está todo el día en casa.
· Hay que encontrarle algo para hacer.
· Necesito establecer mi propio espacio.
· Pasamos demasiado tiempo juntos.
· Debo mantener mi propia agenda de actividades.
Por su parte, los hombres parecen coincidir en que su mayor inquietud pasa por “evitar la lista de cosas por hacer”. Sin dudas, las mujeres muestran más inquietudes que los hombres.
En las reuniones de planificación de la jubilación, cónyuges y compañeros suelen ausentarse por dos razones: ya sea porque están trabajando y no pueden hacerse tiempo para asistir o porque son excluidos en forma intencional.
La exclusión intencional ocurre en programas de jubilación diseñados para socios en grandes formas nacionales o para médicos. Ambos dominados por hombres. Los hombres son poderosos e influyentes en sus profesiones y ámbitos laborales.
Tal vez, el error pase por ver la jubilación como un tema únicamente monetario, un terreno en el que creen tener el dominio absoluto. Entre los cónyuges presentes, las mujeres que no trabajan fuera de casa suelen presentarse en forma un tanto disminuida.
Ellas se muestran esquivas a la hora de describirse. Una mujer que no trabaja (fuera de su casa) suele aparecer como una extensión de su marido. “Soy la mujer de López”, “He venido junto a Andrés”, o “Simplemente soy una ama de casa” son frases muy frecuentes.
Recomendaciones para planificar el retiro
Siempre sobre la base de la experiencia, estos son algunos consejos para parejas que quieren planificar exitosamente su jubilación:
· Lo más importante: ambos miembros de la pareja deben asistir a programas de planificación o de educación para la jubilación en forma conjunta.
· Los cónyuges o compañeros deben tener un mismo acceso a la información y a las discusiones. Los instructores y facilitadores pueden diseñar ejercicios no agresivos para determinar a grandes rasgos qué cónyuges y compañeros poseen conocimientos financieros y tienen pensamientos similares o diferentes acerca del uso del tiempo, la reubicación, y otros aspectos.
· Los principios de la comunicación deberían ser parte de los programas educativos para enfatizar la importancia de establecer buenas relaciones durante el retiro y para proveer las herramientas necesarias para alcanzar este objetivo.
· El valor de un cónyuge o compañero que no trabaja debe ser destacado. Las descripciones de sus actividades diarias podrían ser mucho más diversas y demandantes que las de cualquier empleado pago.
· Todas las parejas deberían tener un acceso igualitario a la información jubilatoria y a las discusiones esclarecedoras para encaminarse hacia un futuro seguro, significativo, saludable, y feliz.
A medida que comienzan a jubilarse las generaciones de mujeres inmediatamente posteriores a la segunda guerra, ellas son más proclives a participar en el proceso de toma de decisiones relativas a la jubilación.
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