Después de algún tiempo en una relación, las mujeres comienzan a preguntarse cuánto saben acerca de sus hombres en realidad.
Aparentemente —suelen pensar— conocer todos los pequeños detalles de la otra persona hace que una relación sea más próxima y fuerte. No obstante, la mayoría de los hombres identifican acertadamente este instinto con el nombre de “fisgoneo”.
Existen ciertas cosas que una mujer no tiene por qué saber necesariamente: desde luego, el hecho de tener un marido roba bancos podría hacerse evidente de un momento a otro, pero hay algunos otros pequeños aspectos que bien pueden ser barridos bajo la alfombra.
Y para que la pareja conserve un estado de salud mental óptimo, es mejor que ella también opte por cerrar su boca en cuanto a algunos temas.
Cabe aclarar que no estamos haciendo apología de la mentira, sino que simplemente a veces es mejor pasar por alto ciertas cosas, minimizar ciertos acontecimientos, o distraer su atención con algo brillante —cualquier cosa para mantener la información sensible guardad en un lugar seguro—.
No obstante, con frecuencia, simplemente se trata de mantener la boca cerrada en aquellos estúpidos momentos de regurgitación de verborrea.
A continuación, una lista con las cosas que ella no necesita saber, para que sepas cuándo mantener tu bocota cerrada y que hacer que tu relación navegue siempre por mares de aguas calmas.
Tuviste algo con una camarera hot
Hay algo en el interior de cada hombre que aflora cada tanto y que le hace alardear sobre ciertos hechos.
Simplemente recuerda los días de tu infancia, cuando presumías de haber sido el que más goles habías anotado, o cuando te paseabas contento mostrando a todos tu nueva bicicleta —la mejor del vecindario—.
Hay que reconocerlo: es una costumbre que los hombres llevamos desde chicos y no podemos dejar.
En consecuencia, desde aquella vez que conseguiste acostarte con la camarera hot más bonita que hayas visto, debes morderte la boca para no contarlo y permitir que todo el mundo conozca los detalles de ese maravilloso encuentro.
Sin embargo, si estás con tu mujer, deberás aprender a silenciar esa parte de tu ser, ya que hay cosas que ella no tiene por qué saber, y ésta es definitivamente una de ellas.
Concretamente, es adecuado evitar cualquier detalle con relación a cualquier mujer con la que hayas estado.
Podrías pensar que tienes una buena razón para hacerlo —tu mujer podría haber ofendido sin intención tu masculinidad o haber hecho referencia a uno de sus antiguos amoríos—, pero lo mejor es dejarlo pasar.
Hablar de todas las mujeres que han tenido la dicha de pasar tiempo en tu compañía únicamente producirá resentimiento y llevará a otras comparaciones a modo de represalia.
Has vivido con tus padres hasta hace poco tiempo
OK, a veces las cosas no salen según lo planeado y terminas volviendo al nido o nunca llegas a abandonarlo.
Existen muchas razones válidas para que una persona deba regresar a casa de sus padres por un rato —puede haberse separado, puede estar en bancarrota, o su propia casa puede haber ardido bajo llamas voraces e implacables—.
¿Nadie pensará mal de un hombre que ha regresado a la casa de sus padres por alguna de estas razones, verdad?
¡Mentira! Vivir en casa de tus padres más allá de los 21 años de edad difícilmente proyecte la imagen de un hombre fuerte e independiente. En primer lugar, mientras estés allí, no deberías andar noviando.
Una noche de revolcones en su departamento está bien, pero nada a largo plazo. Espera a haber salido de tu nido paterno y a tener tu propio espacio.
Una vez que estés saliendo con alguien, mencionar el hecho de que has vivido con tus padres hasta hace dos semanas no es algo que ella deba saber necesariamente.
Así, ella descubrirá que, para ti, vivir con tus padres es siempre una posibilidad, lo que la llevará a hacer una de dos cosas: librarse del perdedor (en esta caso tú, lamentablemente) o comenzar a dominar al nene de mamá. Desde luego, ninguna de las dos es una buena opción.
Las cosas malas que tus amigos son capaces de hacer
Todos los amigos suelen hacer cosas malas. Maldición, a veces incluso nos unimos a ellos en sus travesuras.
La amistad entre amigos solteros transcurre entre largas noches de alcohol, parranda, y flirteo. Las mujeres lo saben, y no es algo que les caiga en gracia.
Mantén tu boca cerrada de modo que no vociferes ninguna de las travesuras que tus amigos acostumbran hacer. Incluso cuando ella pareciera disfrutar de las historias, en realidad no lo estará haciendo, y definitivamente ésta es una de las cosas que no tiene por qué saber.
En realidad, tu mujer no tiene por qué sentirse feliz al escuchar que Walter, tu mejor amigo, no puede dejar de gastar dinero en prostitutas; o que Santiago, ha engañado a su nueva novia en menos de un mes de relación. Recuerda lo siguiente: serás juzgado por las acciones de tus amigos.
Ante sus ojos, todos los signos negativos de tus amigos se concentrarán en ti. Si le cuentas una y otra vez acerca de las salidas de solteros de tus amigos (descontroladas, por cierto), ella podría inferir que quieres volver a estar solo.
Y esto podría hacer que intente cortar todo contacto con aquellas malas influencias. En el peor de los casos, ella interpretará que andas pecando junto a ellos, lo que no hará nada bueno en el rubro “confianza” dentro de la relación.
Aquella mujer que te abandonó
El algún momento, las parejas tienen que hablar de sus relaciones pasadas. Es una de esas cosas molestas que caen del marco de las categorías de “intimidad” y “de llegar a conocerse bien”.
La clave, en este punto, pasa por hacerlo en la forma más rápida y menos detallada posible, ya que debes recordad que hay cosas que ella no tiene por qué saber, especialmente acerca de tu pasado.
No es necesario que te extiendas en detalles de cada una de las mujeres de tu vida, indicando por qué te gustaban e incluso qué te hacía sentir cada una en la cama.
Procura que sea bien sencillo: su nombre, cuántos años tenías en ese entonces, cuánto duró, y —si es necesario— por qué terminó. Y por favor, no le digas nada de aquella mujer especial que te dejó con el corazón roto.
Lo que tu mujer no necesita saber, sobre todo, es de esa señorita que alguna vez cambió todo en tu vida, y que hizo que cada una de las otras mujeres que conociste fuera juzgada según los altos estándares que ella estableciera en su momento.
Realmente hubieras querido que funcionara. Y si volvieras a cruzártela algún día, implorarías por una segunda oportunidad. Bien; definitivamente será mejor que te guardes todo esto.
Miras porno algunas veces en la semana
La pornografía, gracias a la maravilla de la Internet, está por todas partes. Han quedado atrás los días en que las revistas y los videos eran adquiridos en embarazosas transacciones con hombres que parecían juzgarte por comprar la mercancía que ellos vendían.
Ahora, todo el espectro de gustos sexuales puede alcanzarse con presionar nada más que algunas letras del teclado.
Claro que nunca deberás reconocer tu interés por la pornografía ante tu pareja. La mayoría de las mujeres no se sienten cómodas ante la idea de que su hombre pasa sus horas extras en el trabajo observando chicas de curvas pronunciadas y aceitadas, incluso cuando ellas se encuentren únicamente en la Web o en un disco duro.
Desde luego, ella podría pensar que, ocasionalmente, te topas con algo de porno en la Web y echas un vistazo, casi de reojo. Todos, cada tanto, podemos tener un poco de curiosidad en la vida.
No obstante, asegúrate que ella no sepa que observas pornografía en forma periódica, cada vez que sale de casa para hacer las compras, e incluso cuando va a su clase de aeróbic.
Te gustaba su amiga primero
A veces pasa: los hombres terminan saliendo con la mujer equivocada. Tal vez, alguna vez intentaste hablar con una mujer y terminaste acostándote con su amiga.
O, en una de esas, querías que tu mejor amiga te presentara a esa compañera de la facultad llena de curvas y de hermosa sonrisa, pero en su lugar terminó presentándote a otra que no opuso resistencia.
Si todo va bien en tu relación, ¿crees que tu novia deberá conocer la verdadera historia?
No. Ella no lo verá como algo divertido. Ni siquiera se sorprenderá cuando le cuentes acerca de todas las coincidencias que hicieron que ambos estén juntos. Lo que ella pensará es que no eres de confiar, y que podrías hacer cualquier cosa con una de sus amigas.
Sobre todo, tu mujer se sentirá molesta al saber que no fue ella quien atrajo tu atención en un principio.
Piénsalo por un instante: si ella te dijera que aquella noche su intensión era hablar con otro hombre y terminó contigo por una pura casualidad, ¿te sentirías contento?
Piensa antes de hablar
No todos los aspectos de tu pasado deben ser de público conocimiento. No se trata de sugerir que construyas una doble vida o de engañar a una chica inocentona para que esté contigo.
Sin embargo, resguardar ciertos detalles ayudará a que tu relación sobreviva. Y si ella intenta descubrir tus secretos, simplemente responde que “te gusta ser un hombre misterioso”.
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