La vida moderna, es una vida signada por el individualismo y la soledad, pese a que la mayoría de la gente entra en contacto, de forma diaria, con una gran cantidad personas. ¿Por qué, entonces, no hacer de ellas nuestros amigos, o incluso nuestras parejas?

Intentar hacer de nuestros conocidos nuevos amigos, o incluso gente con la
compartir algo más que una amistad, puede ser considerado casi como un juego.

En
primer lugar, se debe tratar de llegar a formar parte sustancial del mundo de
estas personas, para lo que sería muy bueno encontrar espacios de pequeñas
charlas, en donde usted pueda demostrar toda su personalidad y los intereses
que comparte con la persona en cuestión.

Lo ideal sería hacer una cierta investigación previa sobre los temas que podrían
interesarle a esta gente, para poder orientar la conversación hacia cosas que
usted sabe que él o ella disfrutaran al mencionar.

Su postura global, es decir su gestualidad, modales y ánimo, también serán muy importantes para lograr que
la conversación se extienda, y se pueda así lograr una mayor intimidad y
cercanía con la otra persona.

Cuando la persona en cuestión no es un íntimo amigo, pero sí un conocido con el
que existe una muy buena relación y comunicación desde hace un largo tiempo, como sucede
por ejemplo con muchos amigos de la escuela, mantener una comunicación constante
será tal vez más importante que lo que antes se sugirió, ya que aquí no es
necesario conocer más a la persona para tener una relación más fluida, sino
simplemente “aceitar” esta misma relación.

Pero en todos los casos, una vez que tenga un nuevo
contacto social, recuerde
siempre no dejar enfriar la relación, mandando, por ejemplo, e-mails, tarjetas de
Navidad, haciendo llamados telefónicos, o incluso, enviando invitaciones para
asistir a eventos y espectáculos o exposiciones públicas.

Tenga en cuenta que
esto no tiene por qué ser para una persona específica o determinada, sino que se
puede mandar estos mensajes a una amplia lista de conocidos con los cuales
desea permanecer en contacto: allí verá quienes les responden y quienes no…

Es
importante que siempre ponga la prudencia y el recato por sobre todo: Si se
muestra demasiado seguro de sí mismo, sus nuevos conocidos lo verán como
alguien soberbio y competitivo. 

Si, por el contrario, es demasiado inseguro, y
poco dispuesto a hablar de sus emociones, lo verán como alguien limitado, y no
valorarán su amistad. Por eso, lo mejor será mantener humildad y reserva,
pero sin llegar a ser solemne y totalmente cerrado, para mantener la distancia
justa con los demás.

Si
lo que busca es hacer una
verdadera amistad con personas a las que ve día a día,
como por ejemplo los compañeros del trabajo, debería ser muy cauteloso en sus
movimientos, para no dar lugar a malos entendidos que, en el futuro, afecten la
relación diaria que sí o sí debe mantener con los mismos. 

Por ejemplo, en vez de
invitar a la persona a una cena o al cine, trate de hacer una reunión social,
donde pueda estar con ella sin por ello darle a entender que ese es su único
objetivo.

Si usted es nuevo en su vecindad y no tiene bastantes conocidos para
hacer una gran reunión, invítelo/a a algún lugar (curso, exposición, taller) que
sepa que le interesen, para que nuevamente no se tome la invitación como algo
muy personal.

A
diferencia de una relación amorosa, donde es importante que ambos sientan que la
otra persona realmente necesita de su compañía, en el principio de una relación
de amistad puede ser mejor que suceda exactamente lo contrario.

Hasta que no se
hagan muy buenos amigos, trate de manejarse con una relativa distancia. Si
su nuevo “amigo” siente que usted precisa imperiosamente de él, podrá llegar a
aprovechar la oportunidad y a tratarlo como un hermano menor, antes que como un
par de su mismo nivel.

En
definitiva, cuando intente hacer nuevos amigos, tenga en cuenta acercarse a la
persona de una forma lenta y gradual, conocer lo mejor posible su personalidad,
y estar abierto a las sugerencias. Si usted desea continuar la conversación
adentro, pero él o ella desean hacerlo caminando al aire libre, sonría y siga
adelante.

Mantenga también una comunicación constante, en la que ambos se sientan a gusto,
e intente que los desacuerdos no se extiendan más allá de lo anecdótico.

Tenga presente actuar siempre como un par en igualdad de condiciones, y no con
un aire de superioridad o con una actitud pasiva o de inferioridad. Haga de todo
este proceso un divertido juego: será más placentero, y tendrá mejores
resultados. 

Y recuerde: el esfuerzo de hacer amigos, es siempre un esfuerzo
digno de ser realizado.

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