Ella no devuelve los llamados

La falta de respuesta ante una llamada telefónica es sin duda una de esas situaciones que pueden llegar a generar un ataque de nervios en cualquier hombre (aunque no lo confiese). Pero hay que saber en qué circunstancias hay que preocuparse y en cuáles no...

La sociedad en que vivimos ha determinado diferentes roles para los diferentes sexos. Esto quiere decir que no se espera los mismo de un hombre que de una mujer, que se supone que cada uno tiene que tener actitudes y reacciones diferentes respecto a las que son, en muchos casos, las mismas circunstancias.  

Esto genera determinadas expectativas, que muchísimas veces no encuentran un asidero verdadero en la realidad. Por ejemplo, se supone (si bien cada vez menos, es aun fuerte este prejuicio) que el hombre es el que tiene que dar los primeros pasos, el que tiene que invitar a la mujer a salir y dar comienzo a lo que puede llegar a ser una relación. 

O que los hombres tienen que ser mucho más seguros de la misma, además de no ser la parte más emotiva ni aquellos que sufren por amor.  

Pero la verdad es que sabemos que esto no es así. Los hombres sufren, tienen miedo, sienten confusión, gran cantidad de veces son mucho más inseguros que sus contrapartes femeninas, se dejan consumir por sus conflictos internos y esto puede no permitirles avanzar.  

Y muchas veces se les dificulta más que a ellas el despojarse de algunos de estos conflictos, ya que de acuerdo a lo que la sociedad plantea, supuestamente no deberían tener este tipo de problemas, sino que siempre deberían saber como actuar, que hacer, que acciones tomar, que camino seguir para que la relación pueda seguir funcionando o en el caso de una que esta recién comenzando, ponerse realmente en movimiento. 

El teléfono 

Uno de los grandes enemigos que tenemos cuando llega el momento de entablar una nueva relación puede ser el teléfono. Por supuesto, como herramienta hace todo más fácil y en realidad debería ayudarnos.  

Pero la verdad es que el uso del teléfono tiene aparejada toda una serie de costumbres y usos sociales, toda una serie de reglas no escritas pero compartidas por todos, que pueden hacer que su utilización se vuelva una especie de pesadilla, en particular cuando del otro lado del tubo no se producen las reacciones que deberían producirse. 

¿Cuantas veces nos hemos encontrado en la duda de si tenemos que llamar o no nuevamente a una persona, aun cuando se trata de una llamada que en  realidad no tiene ninguna importancia?  

¿Cuántas veces nos preguntamos si sonamos demasiado desesperados si insistimos, dudamos de cuales son los motivos por los cuales el mensaje que dejamos en el contestador nunca fue contestado; decidimos hacer un llamado nuevamente, solo para arrepentirnos a último momento y cortar violentamente?  

Las reglas femeninas 

Las mujeres tienen sus propias reglas con respecto a la forma en que se relacionan con los hombres. Una de estas reglas incluye la idea de que no tienen que devolverle los llamados a los hombres, de que la forma de atraerlos aun más es esa pequeña indiferencia.  

Está incluido hasta en las reglas para atraer un marido. Es parte de los juegos que se dan cuando se empieza a formar una pareja y aquellas mujeres que tienen fe en ellas seguramente serán partidarias de no llamar al hombre, y sólo muy de vez en cuando devolver las llamadas que ellos hacen.   

Tenemos que tener en cuenta la existencia de estas reglas antes de desesperarnos porque algo no esta funcionando de la manera en que nos gustaría. 

Sin preocupaciones 

La verdad es que no hay que preocuparse demasiado. Cada pareja y cada persona es diferente y por supuesto que no existen respuestas absolutas que puedan aplicarse a absolutamente todos los casos. Sería muy raro que fuera de esta manera, y muy fácil. Pero lamentablemente no es el caso.  

Por lo que tenemos que tener en cuenta los consejos que se van a dar, pero analizando y viendo como es nuestra historia particular.  

– Llamadas múltiples: A algunos hombres no les gusta llamar más de una vez, y ni hablar de llamar más de dos o tres. En parte por una mezcla de vergüenza y por pensar que en realidad queda “mal” o está equivocado.  

Pero la verdad es que tenemos que analizar el hecho de que no podemos perder nada en realidad si seguimos insistiendo. Va a haber un momento, probablemente, en que nos demos cuenta de que seguir llamando es inútil, pero hasta ese momento, ¿por qué no seguir marcando?  

A lo sumo, estaremos invirtiendo tiempo y esfuerzo en algo que tal vez no resulte, pero es también posible que obtengamos un final feliz que va a hacer que, sin lugar a dudas, todo haya valido la pena.  

– Insistencia: Considerando lo que dijimos en el punto anterior, la insistencia puede ser nuestra mayor aliada. Si bien es cierto que puede tener algún efecto contraproducente, también es cierto que no es posible que una mujer que esté interesada en nosotros se vaya a molestar por el exceso de llamados.  

Y si lo hace una que, de todas maneras, no estaba interesada, ¿qué nos importa? No podemos perder aquello que nunca existió, por lo tanto no estamos perdiendo nada. Así que podemos ser insistentes con toda tranquilidad. 

– Tiempo: Algunos hombres se niegan a llamar por algo aun más ridículo: la perdida de tiempo que supone. Por favor, no nos estanquemos en pavadas. ¿Cuánto tiempo puede llevarnos el hacer un llamado telefónico?  

Especialmente considerando que el problema es que la otra persona no nos está contestando. Si llamamos y nos atiende, toma más tiempo pero es exactamente lo que queríamos. Si llamamos y no nos atiende… no gastamos casi nada de tiempo.  

Y en todo caso lo que estamos haciendo es una inversión que dará sus frutos en el momento en que ella finalmente se decida a devolvernos la llamada. 

– Lo que no es bueno: sin embargo, es cuando pasamos a vivir exclusivamente para ella, para conseguir hablar con esa mujer. Llamar cinco veces por día puede no ser intrínsecamente malo (aunque es un poco mucho ya desde el vamos), pero lo es sin dudas si eso va acompañado con un cese en nuestras otras actividades, con una interrupción de lo que hacemos habitualmente, por causa de los continuos intentos por comunicarnos.  

No somos cachorritos que necesitan atención, sino hombres que por otro lado tienen una vida que va más allá de ella y de eso también tenemos que ocuparnos. 

¿Hasta cuándo seguir llamando? 

Bien, ya hemos dicho que tenemos que seguir llamándola, que no es bueno darnos por vencido demasiado rápido. Pero es probable que en algún momento tengamos que plantearnos el dejar de llamar.  

Entonces, ¿cuáles son esos momentos que nos permite darnos cuenta que probablemente hay que detenernos? Bueno, hay unas señales que son muy claras y que no podemos dejar de vernos de ninguna manera. 

– Lo menos frecuente: Es que ella nos diga que dejemos de llamarla. A veces puede llegar a ocurrir, pero no es muy común. Puede haber algunas indirectas y hasta puede llegar a ser que en algún momento nos diga claramente y directamente que ya tuvo bastante,  pero en general es mucho más común que nunca nos digan directamente y que hasta no lo deseen, aun cuando no vaya a ocurrir nada más entre nosotros dos. 

– Lo más frecuente: Es que seamos nosotros los que perdamos en el interés. Después de una cierta cantidad de tiempo invertido, esfuerzo y llamados inútiles, seguramente encontraremos algún nuevo interés y nos olvidaremos de ella.  

– Logramos obtener el encuentro: No es necesario explicarlo, ¿no?

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