Muchas veces este
problema tiene que ver también con la poca paciencia del compañero amoroso que
no aporta su esfuerzo para hacer disfrutar a su mujer del éxtasis, y es
en gran medida el culpable de su deficiencia.
Una mujer frígida
debe aprender a aceptar su sexualidad y a cambiar su código moral y el complejo
de culpabilidad que pueda derivarse de su educación o de experiencias
desagradables acontecidas y en ese aspecto, el hombre juega un gran papel y debe
mostrarse siempre muy paciente y comprensivo, pues la mujer frígida deberá tener
plena confianza en él.
El hombre deberá
intentar conocer todos los sentimientos negativos que la perturban, siempre
deberá hablar y escuchar muy atentamente.
Cuando los problemas sean conocidos
por ambos él deberá con mucha inteligencia y ternura, hacerle comprender que sus
miedos y sentimientos son irracionales.
Toda la atención
del hombre debe estar centrada en el placer de la mujer. No hay que mostrarse
ansioso, se debe ser tierno con sus palabras, besos y caricias para ir ganando
confianza y progresivamente ir aprendiendo a conocer el cuerpo de la mujer y
reaccionar a las caricias y estímulos sexuales de su pareja.
Hay que armarse
de paciencia, compresión, confianza, ternura y voluntad e ir teniendo en cuenta
estos principios para que una mujer frígida se vea sensual y deje este problema
de lado.
Si a pesar de los esfuerzos mutuos de la pareja no llega a resolver el
problema, es posible que sea necesario el consejo de un terapeuta o psicólogo.
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