¿Quiénes enferman más: los hombres o las mujeres?
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Queensland, Australia,
ha investigado el caso de 63 personas sanas, hombres y mujeres.
Los resultados
indicaron que ellas son más fuertes que los varones. Este beneficio para las
mujeres se termina cuando comienza la menopausia.
Las responsables de esta
inmunidad son las hormonas sexuales femeninas. El análisis se centró en el
estudio del rinovirus, el patógeno que suele causar los más habituales
resfriados. La respuesta inmune de las mujeres posee más fortaleza para combatir
el virus que la que poseen los hombres.
Según los protagonistas de la
investigación, esto podría explicar el por qué los hombres enferman con más
asiduidad y permanecen más en la cama mientras que una mujer con un resfriado
puede seguir realizando las tareas diarias a pesar del malestar.
Sin embargo, el equipo de médicos que han llevado a cabo este análisis cree que
esta realidad reviste una complejidad mayor ya que la manera en cómo la gente
responde cuando se contagia de un virus tiene relación con su biología y el
estado de su sistema inmune.
Según el profesor Upham, uno de los investigadores
a cargo, es probable que los estrógenos o la progesterona protejan a las
mujeres, mucho más teniendo en cuenta que tras la menopausia, los resultados de
las encuestas realizadas arrojaron cifras idénticas tanto para hombres como para
mujeres. Es decir, que la mujer había perdido esta inmunidad.
Otro estudio efectuado por profesionales de la Universidad de Gante, en Bélgica,
sostiene que las hembras viven más que los machos porque tienen la capacidad de
pelear mejor contra las infecciones, así lo manifiesta Claude Libert, uno de los
investigadores belga involucrado en el informe.
El factor fundamental para estos
especialistas no reside en las hormonas sexuales sino en que las mujeres
contienen dos cromosomas X mientras que los hombres solamente poseen uno.
Los investigadores aclaran que este cromosoma de más que tienen las mujeres también
hace que se experimente una cierta susceptibilidad a enfermedades autoinmunes
como la anemia, diabetes tipo 1, lupus, enfermedad de chron o esclerosis
múltiple.
Más allá de estas apreciaciones los científicos aconsejan a hombres y mujeres,
tomar precauciones para evitar enfermarse.
Evitar los cambios bruscos de
temperatura, el estrés, la contaminación, el exceso de ejercicio físico y el
sedentarismo.
El cansancio y los dolores musculares pueden ser síntomas de un
inminente resfriado. También se puede sentir congestión nasal, tos, estornudos o
dolores de cabeza, dependiendo de cuál sea el virus que contagió el resfriado.
Es importante beber mucha agua sobre todo si se comienza a tener un poco de tos para poder ir eliminando las secreciones.
También es aconsejable ventilar muy bien las habitaciones para que se pueda renovar el aire. Higienizar muy bien todos los utensilios y no compartirlos para evitar los contagios a otros integrantes de la familia.
La alimentación es clave para evitar inconvenientes. Consumir alimentos ricos en
vitamina C como por ejemplo cítricos, kiwi, fresas, melón y tomate.
Las verduras
de hoja verde también son las adecuadas para consumir como por ejemplo la
coliflor. La vitamina A protege contra las infecciones y sus beneficios se
hallan en los lácteos, huevos e hígado.
La vitamina B también ayuda a fortalecer
el sistema inmunológico. Se pueden encontrar propiedades beneficiosas en el
repollo y el brócoli.
Además de estos alimentos específicos es conveniente consumir aquellos que brindan propiedades estimulantes como el ajo o la cebolla que contienen alicina y que poseen efectos antibacterianos y antivirales.
Dormir las horas necesarias es otro factor clave para mantenerse en condiciones y si hace frío hay que abrigarse debidamente e intentar evitar los cambios bruscos de temperatura.
Otros consejos preventivos que ayudan a reducir las posibilidades de caer
enfermo puede ser: lavarse siempre las manos después de sonarse la nariz, antes
y después de comer, limpiar las superficies comunes, utilizar toallas de papel
para secarse las manos o el rostro y usar desinfectantes manuales.
Es importante
evitar el tabaco. Mantener una correcta humedad de las habitaciones. Los
ambientes muy secos pueden favorecer a la aparición de virus.