¿Por qué duelen las rodillas?
Hay determinados
problemas de salud que, por sus síntomas no demasiado específicos o ya sea
porque son lo suficientemente vagos como para poder pertenecer a diferentes
situaciones. En general, esto es muy claro con los dolores.
El dolor nos permite saber que hay algo que no está funcionando correctamente dentro de nuestro cuerpo, y muchas veces por las características del dolor, la forma en que se da, la constancia y, por supuesto, el lugar y el momento en que tiene su mayor fuerza, podemos deducir a que se debe ese dolor.
Pero muchas otras veces el dolor es un síntoma que no es definitorio, una alarma que no nos permite determinar exactamente sobre que nos está avisando.
Justamente por esto es que en este artículo vamos a dar algunas claves para diferenciar dos problemas físicos que podemos llegar a confundir, pero que nos convendría poder diferenciar.
TENDINITIS
¿Qué es la tendinitis?
Es un inflamación de los tendones, los cuales son cintas de color blanco, formadas por tejido conjuntivo, por los cuales los músculos se insertan en los huesos u otros organos.
¿Cómo se presenta?
Obviamente, ya que
el principal síntoma que vamos a padecer con cualquiera de estos dos problemas
es la aparición persistente de dolor físico, la forma que tenemos de
diferenciarlos es poder sentir como es el dolor que se produce con uno y como es
el dolor que se produce con el otro.
Por ejemplo, si estamos sufriendo un persistente dolor en la rodilla, agudo,
penetrante y constante (de allí lo de persistente), entonces lo más probable es
que estemos sufriendo de una tendinitis.
Como decíamos antes, esta es una inflamación de los tendones, que puede darse en
cualquier zona del cuerpo donde estos se encuentren, pero que es muy común en
ciertas zonas, siendo la rodilla una de las más habituales.
A que se debe y como prevenirla
Hay dos motivos
por los cuales la tendinitis aparece (dos motivos principales. Por supuesto que
puede haber muchos más): uno es que se haya producido algún tipo de desgarro en
el tendón propiamente dicho. Esto se produce por un mal movimiento, un esfuerzo
violento, golpes, etc.
La otra causa habitual para este problema, y que es aún más común, es el exceso
de uso de la zona afectada, el desgaste y el cansancio causado por la
utilización continua y sin descanso de la articulación afectada, especialmente
cuando esta no está acostumbrada a tales esfuerzos.
Por esto la tendinitis suele aparecer cuando aumentamos la cantidad de ejercicio
que realizamos o comenzamos alguna nueva actividad que nos lleva a realizar
algún trabajo articular de forma constante al cual no tenemos forma de estar
acostumbrados.
Dos ejemplos clásicos son aquellas personas que empiezan a ir al gimnasio y se
esfuerzan demasiado; y también aquellos que comienzan a tocar la guitarra y no
permiten a los dedos de su mano izquierda (o derecha, en el caso de los zurdos)
acostumbrarse con su propio ritmo a las posiciones y la presión sobre las
cuerdas.
Un poco de dolor puede ser bueno, ya que significa que el músculo está
trabajando, pero el exceso del mismo, especialmente sin descanso, es peligroso.
Por supuesto que, con un poco de planeamiento, esto puede evitarse.
La clave está en
no forzarse en demasía, sino en tomarse las cosas con calma, en subir los
niveles de ejercicio gradualmente, en permitir que las articulaciones se adapten
a los esfuerzos nuevos que están realizando, que ganen fuerza y puedan dejar de
tensionarse excesivamente.
La variación de los ejercicios también es clave para evitar la tendinitis. La
repetición de los mismos movimientos de forma constante y rutinaria solamente
hace que los tendones tengan que soportar una mayor presión.
¿Cómo curarlo?
Ahora bien, si ya
tenemos los sintamos y la tendinitis es claramente un problema real que se
encuentra presente en nuestras vidas, las medidas de precaución no nos servirán
de mucho.
Por suerte, la realidad es que la tendinitis es un problema que podemos
solucionar y que en realidad no es de una gravedad importante, sino que con un
poco de tiempo se soluciona.
Lo primero que tenemos que hacer, obviamente, es dejar que la zona del cuerpo
afectada por la tendinitis descanse. El tendón necesita tiempo para curarse y lo
hará por su propia cuenta si se lo damos.
Esto quiere decir que tendremos que dejar durante un tiempo la actividad que
hizo que el tendón se inflamase en primer lugar, así como cualquier otra que
ponga un exceso de presión en el mismo.
Por otro lado, por supuesto, nunca es una mala idea visitar al médico y permitir
que nos revise y nos dé su opinión profesional. Lo más probable es que, además
del descanso, nos recete un antiinflamatorio o inclusive corticoides, para
ayudar tanto a reducir los síntomas como a que se solucione más rápidamente el
problema.
Por supuesto, lo primero que podemos hacer, remedio básico y casero si los hay,
es aplicar hielo a la zona afectada, notable por su hinchazón.
Esto puede ayudar a reducir la inflamación, pero solamente es útil durante las primeras cuarenta y ocho horas (aproximadamente) desde el momento en que esta aparece.
Siempre que hacemos esto, tenemos que tener en cuenta que el hielo no se debe aplicar directamente sobre la piel, sino que es necesario que haya algo entre ambos, ya sea una toalla o una bolsa de hielo, de las que podemos conseguir en cualquier farmacia.
El componente
de la edad
Hay un último componente que hay que tener en cuenta cuando hablamos de
tendinitis y es la edad. A medida que el cuerpo envejece, lo mismo sucede con
los tendones.
El principal problema que viene con la edad para los tendones es la perdida de
elasticidad. Por lo tanto, a mayor cantidad de años, más común se vuelve este
problema físico. Y también son mayores los inconvenientes y los tiempos de
curación requeridos.
Inclusive, en casos muy extremos y que no son demasiado comunes, un problema en
la articulación de la rodilla puede evitar que el tendón se deslice con la
suavidad requerida, ya que queda ligeramente fuera de su posición normal. Si
esto sucede, es posible que necesitemos de una cirugía para volver a ponerlo en
su lugar.
ARTROSIS U OSTEOARTRITIS
¿Qué es la osteoartritis (o artrosis)?
Es una artritis (inflamación de una articulación que puede ser aguda, debido a una infección por gérmenes patógenos o crónica, resultado de otro problema físico que lo genera como efecto paralelo) acompañada de lesión inflamatoria de los extremos óseos que forma la articulación.
¿Cómo se presenta?
Ahora bien, ¿cómo
podemos reconocer a la osteoartritis? Como ya hemos comentado anteriormente en
este mismo artículo, los síntomas de ambos problemas físicos son bastante
similares, pero hay algunos detalles que nos pueden permitir diferenciarlos.
La principal diferencia que podemos notar es que, además de los dolores que se
presentaban en la tendinitis, en la osteoartritis también sentiremos que la zona
afectada se hincha, además de que aparece una cierta rigidez que dificulta el
movimiento. Esto es una marca clara de que podemos estar tratando con una
osteoartritis.
Esta es una condición que suele afectar menos a las rodillas (caso clásico de
tendinitis) y en mayor medida a la columna y las caderas. Igualmente, también se
presenta en las rodillas y otras articulaciones, así que no hay por que dejar
esta posibilidad totalmente de lado.
A que se debe y como prevenirla
La osteoartritis
es un problema que típicamente aparece por causa del tiempo, del uso y el
desgaste de los cartílagos.
Lo que sucede es que el cartílago se vuelve más y más fino, menos grueso y con
una delgadez problemática, lo cual no le permite, por supuesto, cumplir sus
funciones de la forma habitual y lo fuerza a trabajar cada vez en peores
condiciones.
El caso extremo y más problemático es cuando el cartílago cede completamente, lo
cual puede dar como resultado que se produzca daño en las articulaciones.
La prevención pasa por tomar todas aquellas medidas que nos permitan no hacer
trabajar tanto ni con tanto esfuerzo a los cartílagos.
El exceso de peso es uno de los grandes enemigos de nuestras articulaciones, ya
que las obliga a actuar con mayor fuerza de la que en realidad pueden hacer,
desgastándolo con mayor velocidad e intensidad.
Cuanto mayor sea nuestro sobrepeso, mayores posibilidades tendremos de que en
una menor cantidad de tiempo nos encontremos con que nuestras articulaciones se
encuentran en un estado poco menos que lamentable.
Por lo tanto, el primer paso que tenemos que dar es cuidar nuestro peso, lo cual
no solamente nos resulta beneficioso para evitar la osteoartritis sino que, por
supuesto, es beneficioso para nuestro cuerpo en todo aspecto, es una forma de
asegurarnos un mejor estado de salud.
El ejercicio regular también es otra de las formas de prevención que podemos
tomar fácilmente, ya que ayuda a darle mayor fuerza a los músculos, lo cual
logra que puedan darle un mayor apoyo a la articulación, reduciendo por lo tanto
el esfuerzo que esta tiene que hacer para la realización del movimiento o para
soportar el peso que necesita soportar.
El ejercicio, por supuesto, sigue los mismo lineamientos que en el caso de la
tendinitis, para prevenir que termine generándonos un problema aun mayor que el
que previene.
Variación y un planeamiento adecuado son claves para que no terminemos poniendo
una mayor presión de la recomendable en nuestras articulaciones.
El componente de la edad
Igual que sucedía
en el caso de la tendinitis, aquí también la edad juega un papel importante.
En este caso, es muy raro que este problema físico se presente en personas de
poca edad. En realidad, lo más común es que se presente en personas de más de
cuarenta y cinco años.
Sin embargo, hay una forma de osteoartritis que aparece en niños, afectando
principalmente la rótula. No suele ser muy grave y antiinflamatorios o
inyecciones de esteroides suelen terminar con el dolor.