Enseñarles a manejar a tus hijos requiere de una cuota importante de paciencia, empatía, y el conocimiento de lo que se necesita para prepararlos para ser conductores hábiles y responsables. Muchos padres, entendiblemente, realizan esta tarea con inquietud y gran ansiedad.
Las siguientes sugerencias, hechos y claves te ayudarán a saber qué hacer y qué esperar cuando tú y tus hijos se ponen detrás del volante y salen a la calle.
Consideraciones básicas
Aunque muchos chicos toman clases formales de educación vehicular antes de obtener la licencia de conducir, el entrenamiento más influyente que reciben viene de observar las conductas, el juicio y el comportamiento de los padres mientras conducen.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que los accidentes en vehículos motorizados son la primera causa de muerte en muchos países. Este factor sólo sugiere la necesidad de establecer condiciones claras y firmes, límites y reglas en lo que se refiere a la obtención de licencias por parte de adolescentes.
Los instructores de manejo veteranos suelen recomendar, al menos, 40 horas de práctica supervisada sobre todo tipos de caminos y carreteras en todos los tipos de situaciones (conducción nocturna, conducción en horas pico, conducción bajo lluvia y nieve, etcétera).
¡Vamos al auto!
Una vez que le comuniques a tu hijo o hija que le permitirás comenzar sus lecciones de manejo, déjale que tome la iniciativa para poner a rodar su educación vial. No obstante, si tu hijo no pone demasiado énfasis en que le enseñes a manejar, puede que esté demasiado nervioso para comenzar el proceso. En ese sentido, evita hacer preguntas en referencia a su ansiedad. Sólo déjale saber que comenzarán ni bien se sienta listo.
Si tú has sido designado como instructor de manejo, es esencial que ambos sepan qué esperar del otro antes de sentarse juntos en el habitáculo. Es siempre mejor para tus chicos conocer de antemano dónde los vas a llevar y sobre qué puntos van a trabajar.
Por ejemplo, puedes decir: “Hoy vamos a ir a la ruta 9 durante las horas de alto tránsito para practicar manejo de alta velocidad, cambios de carriles, y entradas y salidas a las autovías de alta velocidad”.
La destreza física y los reflejos de un adolescente son precisamente afinadas en esta etapa de su desarrollo psicomotor. En esta etapa, los padres pueden ver y sentirse reconfortados con el desarrollo con las aptitudes físicas detrás del volante.
Desafortunadamente, los adolescentes no son tan maduros en sus etapas de desarrollo psicológico, dado que se sienten invencibles, actúan impulsivamente, y son afines a tomar riesgos. Por lo tanto, pregúntate ¿cómo es la evolución de la conducta de tu hijo día a día? ¿Cómo maneja la frustración? ¿Siempre debes recordarle que utilice el cinturón de seguridad?
Los padres necesitan formular este tipo de preguntas para darse una idea de cuán listos están sus hijos para manejar seguramente y responsablemente.
En caso de que los chicos exhiban conductas inquietantes o peligrosas, o si de alguna otra manera muestran signos de no estar emocionalmente listos para conducir, tú debes mantenerte firme e impedir que tu hijo obtenga el permiso.
Estos son algunos consejos para crear un ambiente confortable dentro del auto durante las clases de manejo.
· No menosprecies a tus hijos ni los trates como si fueran niños mientras los estés instruyendo. Evita los comentarios de carácter negativo: “Eres un conductor peligroso. Te distraes demasiado fácil”. Recompensa los progresos específicos y los avances, mediante frases optimistas y alentadoras: “Estás recordando y respetando las señales de tránsito en todo momento. Pronto lo harás automáticamente, sin que necesites pensar”.
- Tus comentarios deberían alentar el avance de tu hijo, en lugar de hacerlo sentir culpable o juzgado. En lugar de gritar, “vas a lograr que nos hagan una multa”, podrías preguntarle tranquilamente, “¿Cuál es el límite de velocidad en esta autopista?”
- No utilices el tiempo de instrucción en el auto para disciplinar a tu hijo sobre otros asuntos (“¿Por qué no limpiaste tu cuarto ayer, si le habías prometido a tu madre que lo harías?”). Con comentarios de este tipo, el futuro conductor se sentirá importunado y es probable que pierda atención en el manejo. Mantén la conversación clara y amigable.
Maneja tu ansiedad
Es raro que un padre pueda instruir a su hijo sin experimentar algún tipo de ansiedad. Sin embargo, si no puedes mantener la ansiedad en niveles mínimos, la experiencia probablemente se transforme en una tortura.
Entonces, es recomendable que, por tú bien y el de tu hijo, dejes el rol de instructor a otro miembro de la familia, a un adulto de confianza, o a un instructor profesional (que está más acostumbrado a lidiar con jóvenes al volante).
En cualquier caso, si quieres hacer las cosas bien deberás reconocer y asimilar tus propios nervios y, bajo ningún concepto, hacer que tu hijo sufra por los mismos.
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