Niños jugando, ¿niños seguros?
Esté siempre atento a lo que están haciendo los
niños. Si usted está demasiado ocupado, trate de conseguir alguna otra persona de confianza, como un amigo o un miembro de la familia para que los supervise.
Si se quedarán solos en su casa, déjeles una lista con los números de teléfonos a los que deberían llamar en caso de una emergencia. Además, dígales a qué vecinos podrían acudir para pedir una ayuda muy urgente.
Enséñeles bien la dirección y el teléfono del lugar en donde viven, así como las personas a las que deberían solicitar ayuda, en el caso de que se llegaran a perder. Prevéngalos para que no recurran a transeúntes desconocidos, sino a policías o, en su defecto, a vendedores en un comercios.
Explíqueles que, cuando se encuentren perdidos, no deben bajo ningún punto prestar atención a los extraños, salvo, como se dijo anteriormente, a los vendedores de comercios.
Aconséjeles también evitar caminar por calles oscuras o poco transitadas, y jamás abrir la puerta de la casa a un desconocido, aunque diga que viene de parte de mamá o de papá.
Considere, si es que está a su alcance, la posibilidad de comprar un teléfono celular para sus hijos. Caso contrario, no se olvide de recordarles que guarden unas monedas o una tarjeta de teléfono fuera de su billetera, para que puedan comunicarse con usted mediante un teléfono público si llegaran a sustraerle la billetera.
Trate de fomentarle el contacto de sus niños con pares responsables e inteligentes, que a usted le generen confianza. Esto es fundamental para que disminuyan las probabilidades de que en el futuro su hijo sea víctima del consumo de drogas, accidentes automovilísticos, etc.
Tenga especial cuidado en vigilar a sus hijos cuando tomen un baño de inmersión, concurran a una piscina, o al mar. No los pierda la vista ni por un segundo, ya que les costaría mucho pedir ayuda si están en peligro de ahogarse.
Tampoco les permita cerrar el baño con llave, ya que en caso de un resbalón u otro tipo de accidente, no podrá acudir a su ayuda en forma urgente.
En este sentido, no se asuste si oye algún grito o llanto, ya que esto es muy común en los chicos. Lo verdaderamente preocupante es si no los escucha por un largo rato: podrían haber quedado inconscientes por algún golpe, o haberse desmayado.
Y sobre todo, déjeles bien en claro que ante cualquier circunstancia difícil, no deben asustarse ni desesperarse, ya que la cabeza es como un paracaídas: “sólo funciona si está abierta”.
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