Un par de década
atrás, el robo más corriente de objetos tecnológicos era el de las cámaras
fotográficas. Luego, el mismo fue reemplazado por los estéreos de los
automóviles. Más adelante, por el de las videocámaras. Y finalmente, en los
últimos años, por las computadoras portátiles.
En efecto, en los
Estados Unidos, uno de los pocos países que cuenta con estadísticas al
respecto, las compañías de seguro afirmaron que, en base a proyecciones de
reclamos hechos por sus clientes, una de cada 1.000 computadoras personales han
sido robadas.
En 1997, por
ejemplo, fueron hurtadas más de 307.000 computadoras personales portátiles,
valuadas en más de mil millones de dólares, lo cual significó un aumento del 16
por ciento sobre el las 265.000 informadas en 1996. Por el contrario el robo de
computadoras fijas cayó un 31 por cuento entre 1996 y 1997. Pero, según afirman
los responsables de estas compañías, es ínfima la cantidad de usuarios que
tienen aseguradas sus computadoras, por lo que los números son en realidad
mucho mayores.
Lo cierto es que
estas cifras son más que lógicas si se comprende que los delincuentes conciben
a este robo de ordenadores portátiles como un alto rendimiento para una baja
inversión, como lo puede ser la sustracción de uno de estos aparatos a un
trabajador desprevenido y distraído.
Sucede que un
buen ordenador portátil puede valer hasta 6.000 dólares, y si bien es cierto
que este valor solo se paga por artículos nuevos, no menos real es que un
delincuente puede vender estos ordenadores en una tienda de insumos de
computación usados o mediante un sitio de subastas por Internet y recibir
fácilmente hasta la mitad del valor del mismo.
Pero además, este
“negocio” delictivo es muchísimo más rentable que cualquier otro hurto, -como
el carterismo, que como mucho puede dar como “ganancia” una billetera con 100
dólares-, pues brinda muchas más “ganancias” pero con un riego muy similar,
pues solo se necesita ubicar el momento en que la víctima esté distraída para
efectuar el arrebato, sin necesidad de usar armas que puedan significarle al
delincuente un riesgo de perder la vida o de ir a prisión, pues la mayoría de
los delincuentes profesionales sabe que las penas por un delito contra la
propiedad (arrebato) son menos severas que las de un delito contra una persona.
Uno de los
lugares más fáciles que tiene un ladrón para deshacerse de un ordenador
portátil robado, es venderlo en una casa de artículos de computación usados. Si
el lugar no acepta comprar objetos de dudosa procedencia, como una computadora
último modelo a un precio de mercado muy bajo, podrán venderla por avisos
clasificados de los diarios, subastarla por Internet, o canjearlo por otros
productos a otros delincuentes.
Muchas personas
creen que el hecho de que los ordenadores portátiles tengan números de serie
hace que sea muy difícil comercializar estos objetos hurtados. Pero esta es una
idea muy lejana de la realidad, sobre todo en los países de Latinoamérica,
donde no existe registros ni nadie que controle o de a conocer los listados de
los números de serie de las computadoras que han sido robadas.
Incluso, son
muchas las personas que, inocentemente, buscan comprar estos artículos de
segunda mano para ahorrar costos. En estos casos, las bocas de venta a las que
se dirigirán son centros independientes de reparación, que además venden
equipos usados, o cadenas de tiendas que se dedican a venta y compra de equipos
usados y remodelados.
En esencia, hay
un mercado grande para el negocio de lo usado, el cual suele ser incluso más
alto para artículos que rápidamente evolucionan, como el caso de las computadoras,
en el cual existe un gran tráfico de productos usados y en donde, por ende,
existe una mayor facilidad para colocar aquellos objetos que han sido robados.
Por supuesto,
usted jamás dejaría sola una bolsa llena con 3.000 dólares dentro de su coche o
cuarto de de hotel. La pregunta, entonces, sería por qué lo haría dejando su
computadora personal en el asiento de acompañante o en el escritorio del hotel
mientras abandona los mismos.
Si se utiliza y se depende de la
computadora para las clases de la universidad o para el trabajo, el hecho de
que fuese hurtada sería verdaderamente un desastre. Y si se recordaran las
estadísticas exhibidas anteriormente con respecto al robo de computadoras, se
entendería por qué es tan importante la prevención.