Antes que nada,
debe mantener su parabrisas limpio y para esto deberá limpiarlo usted mismo una
vez cada dos semanas, tanto del exterior como del interior.
Los vapores
generados dentro del vehículo que se adhieren al vidrio reducen la visibilidad
y atraen la humedad que luego provoca el empañamiento.
Reduzca la cantidad de
humedad en el vehículo deshaciéndose de ella antes de ingresar: escurra el
paraguas y sus zapatos antes de sentarse a conducir.
Cuanto
menos humedad haya, le resultará más fácil controlarla.
No utilice la opción de
circulación interna del aire. Esto provocará que no entre nuevo aire del
exterior y el aire viejo y húmedo que se encuentra dentro empañará el parabrisas
al entrar en contacto con la superficie fría del vidrio.
Abra un poco las
ventanas, esto ayudará a renovar el aire y a evitar que los vidrios laterales se empañen, más en el caso de que su vehículo no disponga de
desempañadores en las ventanas.
Si los vidrios insisten en empañarse puede
encender el aire acondicionado, que seca el aire del interior del vehículo. Si
es invierno puede encenderlo pero con el nivel de temperatura elevado, de esta
forma tendrá aire seco y cálido. Aunque si hace demasiado frío afuera no es
recomendable, ya que estará forzando el sistema del aire acondicionado y puede
provocar desperfectos.