Breve curso de educación vial

Los consejos para convertirte en un conductor responsable y seguro para la sociedad

Si recibiéramos un dólar por cada falta de tránsito o error de manejo o
conducción que presenciamos en una semana, seguramente tendríamos el dinero
suficiente para lidiar con la actual
crisis económica.

Claro que esto no quiere
decir que nosotros seamos conductores inmaculados y ejemplares cada vez que
salimos a la calle montados en nuestros bólidos de cuatro ruedas.

No importa
cuán perfectos nos creamos, todos cometemos errores ocasionales de tanto en
tanto. Sí, tú también los comentes.


Con el objetivo de ser mejores seres humanos en esta joven nueva década, hemos
hecho una compilación con los errores más comunes de manejo; esos errores que
vemos a diario en la calle y que tal vez ni siquiera nos damos cuenta que
realizamos.

La próxima vez que te encuentres cometiendo una de estas faltas de
tránsito, pégate un buen coscorrón en la cabeza, corrige tu error y muestra al
mundo que, cuando estás detrás del volante, eres el mejor conductor.


Apurar a los peatones


Los peatones, con sus tontas protecciones y leyes que les otorgan la prioridad
en los cruces, pueden verdaderamente arruinar ese giro perfecto que siempre
estás listo para hacer en cualquier intersección.

Los peatones de buen andar
suelen hacer lo posible por no entorpecer tu camino, pero algunas veces las
abuelas cargadas con bolsas del supermercado se aventuran a cruzar la calle, a
velocidades que convertirían a un caracol en un auto de fórmula uno. Podemos
sentir tu escozor ante la situación.


Al contrario de la creencia popular, los peatones no disfrutan de pasar tiempo
en medio de la calle, esquivando autos para permanecer vivos.

Y nueve de cada
diez veces, estos peatones se mueven tan rápido como pueden.

Si bien podrían
hacerte perder uno o dos segundos de tu tiempo valioso al cruzar o arrastrarse
sobre la senda peatonal, tocar desesperadamente el claxon o acelerar el motor te
hará ver como un verdadero idiota.

Muéstrale a la sociedad (y a tus posibles
acompañantes del vehículo) que eres mejor que los demás y das a los peatones el
tiempo y el espacio que necesitan para cruzar la calle en forma segura.

No respetar la distancia de frenado


Correr detrás del paragolpes del auto que tienes delante no te ayudará a llegar
más rápido a destino, sobre todo si te encuentras manejando en el insoportable
tránsito matinal, o en medio de un atascamiento durante la vuelta a casa.

Seguro, puedes creer que tienes la capacidad para manejar en forma segura tu
máquina de 50.000 dólares a una distancia de 10 centímetros del auto de
adelante, pero a menos que tengas la habilidad de controlar y derrotar a la
física, tus aptitudes al volante no van a servir de mucho en caso de emergencia.


Entendemos tus deseos de manejar rápido, pero tómate un minuto o dos y relájate.
El destino al que intentas llegar con exacerbado frenesí no va a escaparse;
estará allí ya sea que manejes a 10 centímetros del paragolpes del auto de
adelante o a 10 metros del mismo.

Asimismo, vas contribuir a crear condiciones
de manejo más seguras, que te ayudarán a salvar tu trasero (y posiblemente el de
muchos otros) si el tipo que va adelante pierde el control (o simplemente pisa
el freno porque se le cruza un gatito).

Manejar demasiado lento


Pensamientos de altas velocidades pueden dejarte sumido en un estado de
agradable ansiedad, y ahora vamos a decirte que no hay nada de malo en permitir
que tu auto alcance la velocidad máxima permitida.

Incontables ingenieros
civiles han hecho toda clase de complejos algoritmos para asegurarse que, cuando
las condiciones climáticas y el estado del
camino lo permiten, es seguro manejar
a la velocidad máxima que figura en las señales de la carretera.

Y no sólo eso,
sino que cientos de ingenieros mecánicos se han asegurado de que los autos que
venden puedan alcanzar esas velocidades en forma segura.


¿Qué quiere decir esto para ti? Pues es muy simple: significa que puedes usar el
pedal largo en la derecha para hacer que tu auto alcance una velocidad adecuada.


Y si bien hay quienes sostienen que las velocidades bajas son teóricamente más
seguras, lo cierto es que manejar demasiado lento implica también ciertos
riesgos.

Los vehículos que van más lentos que el flujo del tránsito (seguramente
habrás visto a alguien manejando a 90 kilómetros por hora en el carril rápido de
la autovía) pueden convertirse en peligrosos obstáculos capaces de generar más
daños que beneficios.

Ponte a salvo, pon a salvo a los demás, y deja que tu auto
alcance el límite de velocidad permitida en cada caso.

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responsable