Cibersexo y ciberadulterio: una realidad cada vez más cercana

¿Hasta que punto Internet está cambiando nuestras relaciones de pareja? ¿Fomenta la red la infidelidad?

Según Loick Roch y Yannick Chatelain, autores de "In bed with the web, Internet et le nouvel adultère", una de cada 20 relaciones comienza en la red. Se estima que en 2 años una de cada 10 relaciones nacerá por medio de Internet y en 5 años una de cada 5.

Teniendo en cuenta que según los mismos autores el 15% de los divorcios son provocados por relaciones iniciadas en un chat, no hay duda de que el tema de las ciberrelaciones incita a la reflexión y al debate.

¿Fomenta la red la infidelidad?

Iniciar relaciones virtuales a través de Internet es muy, muy fácil. Para ello es suficiente con entrar en webs de encuentros o chats, la mayor parte de las veces con una falsa identidad, que poco o nada tiene que ver con la realidad.

Ese anonimato desinhibe y facilita los primeros contactos, mucho más desde luego que un contacto cara a cara en un bar o en una disco.

Al entrar en el terreno de lo virtual, los límites cotidianos se quedan fuera. El sexo, la edad, la condición social, el aspecto físico…ya no importan. En este tipo de relaciones todos/as suelen mentir y la fantasía es alimentada por la falta de información y el anonimato.

Nuestro/a ciberamante puede ser tan hermoso/a e inteligente como queramos imaginarlo/a en nuestros sueños. Nadie en el ciberespacio tiene mal aliento, nadie es calvo o tiene "michelines", la celulitis no existe y el mal humor y los malos rollos brillan por su ausencia. El sexo es estimulante y atrevido.

Los hombres son cálidos, sensibles, amables y comunicativos. Las mujeres, osadas, sensuales y eróticas.

Internet puede servir a muchos para echarse una canita al aire, sin demasiadas complicaciones aparentes. Los ciberadulterios se cometen con la certeza de que no serán descubiertos debido al anonimato que ofrece Internet, aunque no siempre es así, ya que el adulterio propiciado por Internet esta provocando cada vez más divorcios.

Los ciberamoríos, virtuales o reales, destruyen la confianza. Un 15% de las consultas que reciben los investigadores privados de Estados Unidos están relacionadas con citas que se generaron por la red.

Cada vez proliferan más los sitios "especializados" en el ciberadulterio, como Infidelitycheck, que proporciona consejos a los cibercornudos y vende o recomienda software espía especializado en cazar a los ciberadúlteros.

Aunque la gran mayoría de los ciberadúlteros (o ciberadúlteras) considera que al ser una relación virtual y esporádica no es ninguna traición a su pareja, sus correspondientes parejas suelen opinar que este tipo de relaciones no son en absoluto inofensivas, ya que se sienten traicionados y el sufrimiento que sienten es del todo real.

Lo cierto es que aunque este tipo de relaciones puedan no involucrar un componente físico, el apego emocional puede llegar a ser muy fuerte. Además, muchas veces acaba afectando a la relación de pareja, ya que el ciberadúltero puede llegar a perder interés en las relaciones sexuales con su pareja, puesto que aún cuando estos amoríos en línea no involucren el sexo, pueden llegar a ser muy intensos y amenazar igualmente un matrimonio.

Nunca antes fue tan fácil conseguir pareja para quienes desean una relación alternativa. Ya no es necesario usar el teléfono a escondidas ni reunirse en moteles recónditos. Con Internet los encuentros pueden concretarse en casa y con el marido o la esposa cerca del ciberinfiel.

Una tercera parte de las relaciones que se inician a través de Internet acaban con encuentros en el mundo real. Citas que, por otra parte, frecuentemente son decepcionantes y que raras veces terminan en relaciones estables.

Por eso, una cosa es que se establezca con facilidad un primer contacto a través de la red, y otra muy distinta es que esas relaciones sean duraderas.

Y es que las webs de encuentros, los foros o los chats, pueden llegar a ser una vía de escape para personas, (hombres y mujeres), que se encuentran inmersos en una relación conyugal monótona y carente de alicientes.

Especialmente entre aquellos que tienen entre 35 y 45 años, que no tienen miedo a las nuevas tecnologías, que ya han logrado cierta estabilidad, están un poco aburridos y andan a la búsqueda de algo diferente.

¿Por qué entramos en el juego del ciberadulterio?

Se tiende a engañar porque se concibe como un juego en el que no se piensa dar más pasos. Es decir se tiene la sensación de que no se va a pasar de ese mero estado de contacto anónimo a través de la pantalla, nunca físico. Pero a veces, lo que empieza como un juego, o como una vía de escape, puede llegar a complicarse y mucho.

Según una encuesta de clubdeopinion, uno de cada cuatro internautas reconoce haber tenido cibersexo (relaciones sin contacto físico, con estimulación a través de mensajes o imágenes en Internet). Y lo cierto es que el nº de sitios de encuentros no ha parado de aumentar en los últimos siete años y con la misma velocidad crece el número de aficionados al cibersexo.

Y dónde hay "movida", hay dinero. El sexo on line mueve más de 100.000 millones de dólares al año, eso sin contar con los gastos de los ciberespías contratados por esposas o maridos celosos.

Cada vez más personas visitan webs de contenido pornográfico y aunque el cibersexo se relaciona mayoritariamente con los hombres (un 80% de los internautas de las webs adultas), según Netvalue la frecuentación femenina no deja de aumentar.

¿Supone el cibersexo un nuevo tipo de infidelidad?. Aunque es cierto que no hay contacto físico, las fuertes emociones que se experimentan pueden implicar una presión añadida sobre las relaciones de pareja, especialmente cuando el cibersexo culmina en un ciberromance.

El adulterio (tanto en hombres como en mujeres) es cada vez más frecuente y encuentra en Internet el caldo de cultivo ideal.

Ciertamente la infidelidad ha existido siempre, pero está claro que Internet facilita las cosas. En cualquier caso, el debate está servido y se demuestra una vez más, que la red modifica nuestros hábitos y nuestra forma de relacionarnos.

Por Mercè Castells – Lic. en Psicología
Directora de www.emprendedoras.com y socia fundadora de Adhocnet, SL

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