La obsesión se caracteriza por un temor exagerado a perder al ser querido y
tener que vivir en soledad. “El amor cuando es dependiente siempre es
negativo.
El centrar la propia vida en la vida del otro es una adicción que hay
aprender a superar porque nunca se sale en una buena posición con una estrategia
así”, comenta la psicóloga argentina Virginia Peralta
Características de quien está obsesionado:
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La única prioridad que existe es el otro
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Los celos son enfermizos
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Cualquier persona que se acerque a la pareja querrá ser eliminada por
considerarla una competencia (sea hombre o mujer)
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Bajo el efecto de la adicción se pierde el control y se cree que la otra persona
es de su pertenencia.
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Cada minuto de la vida de la pareja es minuciosamente controlado
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Las mujeres son mucho más proclives a ser emocionalmente dependientes que los
hombres
Frases más habituales de un adicto al amor:
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“Me perteneces”
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“No soy nada sin tu amor”
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“No valgo nada si no te tengo”
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“Si me dejas me mato”
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“Si me abandonas te vas a arrepentir, me las pagaras”
“El amor es algo más sencillo y verdadero. Quien ama con normalidad comprende
que aunque se tenga una pareja hay espacios íntimos y límites que no se pueden
atravesar.
La diferencia está en el control que se hace de una misma situación. Un adicto
no controla, no entiende y está cegado por el egoísmo y el trastorno en sí que
no lo deja pensar ni actuar con claridad”,
reflexiona la profesional.
Características de una persona que ama sin llegar a la enfermedad:
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Respeta los tiempos de la pareja
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Acepta que salga con amigos o compañeros de trabajo
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Si la relación no funciona, a pesar del dolor, hace el duelo normal hasta
recuperarse y continuar con su vida
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No tiene una actitud resentida ni vengativa porque la relación ha acabado.
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