El genio

Este relato ocurrió en la polifacética ciudad de Madrid, en una tarde de otoño. A cualquiera puede pasarle. Solo hay que intentarlo...

La tarde, en que tuvo lugar este fantástico acontecimiento, Luisa estaba enojadísima. Tanto afán en los preparativos para nada. Tanto cocinar sabrosos pastelillos…para nada.

Tanto derroche de maquillaje y lencería sugestiva…. para nada. Tan enojada estaba que la energía contenida explotó en su interior y generó las condiciones para que sucediera lo que sucedió.

Se había preparado a conciencia leyendo numerosos artículos de los que publican las revistas femeninas que utilizan un lenguaje refinado pero que no aportan muchos detalles en concreto.

“Como ser un buen amante”…”Seduzca a su novio con elegancia”  “Cocine en diez minutos para 30 invitados…”

No pudo encontrar un solo consejo sobre la mejor manera de lograr una erección adecuada en un ejemplar humano del sexo masculino.

El miembro masculino… ¿Le pertenece al hombre o le pertenece a la mujer…? “ That is the question”  ¿ De quien es la tarea de entrenarlo para sus funciones..? ¿Quién es responsable de los resultados..?

Cuando el hombre “funciona” como manda la Naturaleza, se pavonea con arrogancia. Es mérito de él porque pertenece a la categoría de machos fogosos.

Cuando el resultado es adverso es culpa de la mujer que no tiene poder suficiente para elevarle el ánimo. Igual se pavonea con arrogancia.

Luisa estaba convencida que era la propietaria del pene de su novio. Por consiguiente se atribuía la obligación de entrenarlo. Si el hombre fracasaba, era su propio fracaso el que debía de enfrentar.

Ella aceptaba su responsabilidad en el asunto. Se entregaba de lleno al esfuerzo previo pero exigía la satisfacción posterior. Esta vez nada sucedió que valga la pena relatar. 

Dicen que al hombre se lo seduce por dos órganos fundamentales y que el otro es el estómago. Ella había cumplido estrictamente con ambos.

Unos preparativos de novela… ¿Para qué…?

Al final pudo más la impotencia, el cansancio, el aburrimiento. Cualquiera que fuera el motivo no hubo la soñada erección que Luisa ansiaba. Su pene no la obedecía.

Quizás los pastelillos fueran la causa. Estuvo preparándolos durante la mañana para que estuvieran a punto. Frescos y tiernos.

La próxima vez lo tendría en ayunas, como se hace con las fieras en los circos, para que rindan mejor. Luego del espectáculo, si el resultado era bueno, le daría de comer y si no, a la calle en ayunas.

Por lo menos se ahorraría el gasto de alimentar a un novio cuyas erecciones eran cosa del azar.

¿Quién podría ayudarla..? ¿ Donde acudir en busca de asesoramiento..? Los humanos en general, y las humanas en particular, están muy solas en estos avatares de la vida.

Los padres modernos les explican a sus hijos “como es la cosa”, pero nada le dicen sobre los requisitos para que la “cosa” suceda.

Los padres de Luisa le habían brindado una adecuada explicación del mecanismo sexual, pero no se atrevieron a cruzar la frontera de la moralidad que nadie sabe donde está exactamente.

Luisa completamente ofuscada pisoteó el preservativo usado, vacío, sin historia, carente de recuerdos.  Descargó su enojo en el pobre condón caído.

Lo frotaba contra el suelo una y otra vez en un arranque de furia, similar a lo que haría con el novio si lo tuviera en su reemplazo.

El muy cretino se había largado tranquilamente dándole a Luisa una sola explicación. Jugaba su equipo favorito.

El fútbol fue siempre un enemigo acérrimo de las vaginas. Se fue nomás a ver el partido llevándose consigo el pene de Luisa.

Luisa decidió que lo mejor era tomarse una cerveza para olvidar este mal momento.

Fue a la nevera, quedaba una sola, el novio se había tomado las otras. Se sentó en la mesa del recibidor donde aún quedaban pastelillos, pocos pero alcanzaban para su resarcimiento.

El maldito se comió los pastelillos, se bebió la cerveza y se fue a ver el partido. 

¿ Qué haría ella ahora aparte de pescar una borrachera..? ¿ Masturbarse..?

Resignada al fracaso sexual, a sabiendas que una sola cerveza no era suficiente para ocultar su ira en el alcohol, furiosa por la pérdida de sus esfuerzos, se dedicó a beber la cerveza y comer los pastelillos…..Sería una mujer gorda y borracha.

— ¡ Chist..!

Luisa creyó escuchar que la chistaban. Era imposible porque estaba sola. Bebió un trago de cerveza. Buscó en la mesa del recibidor una revista pornográfica para ver en las fotos lo que no pudo ver en la realidad. Hojeó la revista entusiasmada.

— ¡ Chist…!

Otra vez le pareció que alguien la chistaba. ¿Estaría volviéndose loca..? ¿O era el efecto de las fotos que estaba viendo..?

— ¡Chist..!…¡Eh…tú…….Estoy aquí …en el suelo…!

Esta vez la voz sonaba con toda claridad. Luisa se levantó de un salto y miró para abajo. La revista cayó al suelo.

Ofuscada como estaba, no pudo ver nada. Todo parecía igual que siempre.

— ¡ Chist, ¡…aquí estoy… ¡Quita esta maldita revista de encima mío..!

Luisa levantó despacio la revista preparada para repeler un ataque.  No veía nada. No estaba  preparada para ver.

Luego que la chistaron dos veces más para orientarla, vio cerca de sus pies a un pequeño hombrecillo minúsculo del tamaño de un dedo de su mano. Apuesto, elegante, aplomado, enfundado en un traje reluciente.

Parecía recién salido del mejor sastre inglés. Luisa creía que los únicos sastres buenos son ingleses. Un extraño concepto salido de cualquier lado menos de Inglaterra.

Estaba frente a un apuesto gentleman en miniatura.  

–¿Quién eres..? ¿Qué haces en mi casa..?  ¿De dónde has salido..?  ¿Por qué eres tan pequeño…? Mejor vete o te daré un pisotón de hostias…

Ya bastante disgustos tengo para soportar galanes en miniatura…Eres más pequeño que un pene… ¡Qué asco…!

La furia de Luisa se descargaba en el apuesto visitante que ni siquiera tenía el tamaño de un pene para estrujarlo.

— Cálmate Luisa —  le dijo el hombrecillo en voz un poco más fuerte.

— ¿ Cómo que me calme..? ¿ Quien te crees que eres..? ¿Cómo sabes mi nombre? ¿De dónde has salido..? Dime pronto toda la verdad antes de que te de un pisotón…

Dicho y hecho Luisa puso su zapato encima del hombrecillo que temblaba de miedo..

— Luisa te contaré todo,…..pero quita tu pie que me da mucho miedo…por favor.. No quiero morir aplastado por tu tacón.

Ella conmovida retiró el pié. Mujer al fin, pudo más la curiosidad. El genio agradecido respiró aliviado.

— Dame tu mano….llévame donde estás tú así no tengo que gritar tanto — dijo el hombrecillo.

Luisa lo cogió con los dedos y lo puso en el apoya brazos del sillón.

— Ay…! ¡Me has lastimado, no debes apretarme tanto…! Soy un genio delicado –

— Deja de lloriquear como mi novio que no te hecho nada  —  Respondió ella — Mejor cuéntame todo …..– agregó   con impaciencia –….Ahora mismo y no te olvides de nada…

No estoy de ánimo para tolerarte impertinencias. Odio a los hombres bien vestidos y mal vestidos. ¿ Cómo te llamas..?  …¿ Cómo sabes mi nombre..? ¿ De dónde has salido..? —

— Luisa no tengo un nombre que me distinga. Soy un pobre genio anónimo a mal traer. Soy el Genio del Preservativo. Estaba durmiendo en él, pues nadie me reclamaba hasta que tú con tus pisotones y tu furia me has despertado.

Aquí estoy para servirte en todos tus deseos – Y agregó: — Conozco tu nombre porque soy un genio, he visto todo lo que pasó —

— ¿Qué es lo que haces dentro del preservativo….? ¿Eres un degenerado acaso…? – preguntó Luisa. En el fondo estaba contenta de tener un testigo de sus infortunios.

— El preservativo es mi alojamiento de donde salgo para hacer el bien y la justicia sexual. Soy un genio humanitario Luisa. Mi tarea como Genio del Preservativo, es muy dificultosa pues debo conciliar a los amantes, los unos y las otras.

No siempre soy bienvenido. Todos culpan al otro de sus fracasos. Yo estoy en el medio y recibo las bofetadas de ambos lados. Mi tarea es muy difícil.

— ¿Cual es tu misión…? – Preguntó Luisa, más entusiasmada, sin compadecerse de las desgracias del genio plañidero.

— Somos una congregación de genios anónimos que nos alojamos en los preservativos. Solo podemos salir a la luz si alguien lo utiliza para su tarea específica pero sin resultados.

Somos los defensores de la Justicia Sexual. Nuestra faena es dar información de ADN (solo a usuarios registrados), aseguramos la fertilidad, ayudamos en los casos de impotencia o frigidez, estimulamos a los amantes para hacer el amor, auxiliamos en los orgasmos, facilitamos la eyaculación, mejoramos la producción de semen, protegemos el clítoris aumentando su sensibilidad.

Guiamos a los espermatozoides por el camino correcto, ya sea para evitar que se encuentren con el óvulo, o todo lo contrario, según los deseos de los amantes, o de uno de ellos.

Cualquier de ambos caminos es el correcto. No es una tarea fácil, recibimos las bofetadas de espermatozoides y óvulos que no logran juntarse por culpa nuestra, según dicen.

Deberías estar en mi lugar para verlo con tus propios ojos. No es nada sencillo estar dentro de un preservativo cuidando el medio ambiente

Luisa pensó inmediatamente en ocupar ese lugar. La idea no le gustó mucho eso de quedar en el medio como alcahueta, pero tenía su encanto, ser testigo de la sexualidad humana. También supo que este era un pequeño genio quejoso y llorón.

— La gente nos llama de diversas maneras, como San Antonio por ejemplo, porque nuestra misión es facilitar el amor y el goce entre los humanos. Organizamos parejas, elaboramos hechizos y afrodisíacos.

Ahora podemos concederte todos los deseos que pidas si nos parecen adecuados a las circunstancias. Tus deseos deben ser aprobados por nosotros. No admitimos perversos ni aventureros.

Solo fines serios. Tú has sufrido muchos desengaños de modo que podemos ayudarte…Pídeme lo que quieras…Aunque ya se lo que me vas a pedir. —

Luisa asintió con la mirada, después de todo no era muy exigente. Ella solo quería lo que todas las chicas pretenden.

— ¿Quieres tomar un poco de cerveza…? –

— Gracias Luisa, me apetecería, pero tenemos prohibido beber mientras estamos de servicio, pero aceptaré un pequeño trozo de esos pastelillos que huelen muy bien.

Luisa le acercó la bandeja para que el genio se sirviera por si mismo, pero al ver que su tamaño era menor que los pastelillos, deshizo con sus manos un trozo para que comiera las migajas.

— Gracias Luisa, son muy sabrosos – Nosotros no hacemos magia  – continuó el genio — somos genios profesionales. Hacemos las cosas de manera científica – y agregó: — estudiaré tu vagina con mis instrumentos medidores de la sensibilidad de los tejidos, haré una medición exacta de tus apetencias, tu clítoris me dará importante información acerca de tus aptitudes.

Por último introduciré los datos en mi ordenador personal y tendrás un informe de tu capacidad sexual en solo tres minutos. Una vez que tenga un diagnóstico adecuado te aplicaré la medicina que más se adapte a tu organismo.

Lograremos una buena erección en tu novio y tú quedarás satisfecha y saciada.  ¿Qué te parece…? Recuerda que siempre estaré a tu disposición con solo frotar el preservativo que uses, que no debe ser nuevo. No hay ningún genio en los nuevos. Debes utilizarlo primero antes de llamarnos.

Luisa pensó que ese era su día de suerte. La propuesta era admirable. El genio del preservativo se aprestaba a intervenir en defensa del bien y de la justicia sexual, para solucionar todas sus frustraciones.

Pero esa idea de investigar su vagina no le parecía “decente”.

El genio adivinó sus pensamientos. Era un profesional.

— Justamente es en lo indecente donde aparece el fervor sexual — dijo — deja de lado viejas cuestiones morales y acepta mi propuesta. Solo tendrás una oportunidad. Demoraré tres minutos exactos al cabo de los cuales abrirás las piernas para que yo pueda salir.

Luisa estaba ofuscada. Ya sea por la cerveza, por las calenturas o el ansia del fuego sexual que accedió a la propuesta.

— Está bien – le dijo al genio – acepto. Pero te advierto que, ante la más mínima osadía de tu parte, te expulsaré como a un recién nacido y te estrellarás contra la pared. Te permitiré solo un examen técnico.

— Por favor Luisa, soy un profesional. 

El genio del preservativo cogió su diminuto maletín de donde extrajo un pequeño preservativo ocultando su elegancia original, que lo cubría por completo. Así parecía un duende.

Así vestido su aspecto era de un preservativo viviente.

De un salto descendió por los pechos de Luisa y se introdujo en la vagina. Fue tan rápido que la reacción instintiva de ella de cerrar las piernas llegó tarde.

Una vez dentro el genio se hallaba en su elemento natural. Estaba en funciones. Entre otras cosas era un vagionólogo acreditado. Abrió su maletín y extrajo diversos instrumentos de medición y diagnóstico.

Luisa sentía sus investigaciones como un cosquilleo que la recorría por dentro. ¿Sería algo así estar embarazada…? Mientras, miraba el reloj, que marchaba lentamente como hacen los relojes cuando alguien los mira.

Los tres minutos demoraron un siglo pero pasaron inexorablemente. Luisa abrió las piernas y cerró los ojos.

El genio salió muy contento completamente humedecido. Se quitó el preservativo de trabajo recuperando su aplomo y elegancia. Guardó todo en su maletín y comenzó a trepar por las piernas de ella.

Las suaves pisadas de su cuerpo diminuto le provocaban gratas sensaciones. Luisa abrió los ojos. El genio estaba otra vez a su lado en el apoya brazos del sillón. Se aclaró la garganta, aspiró profundamente  y presentó el informe.

— Este es otro caso de moralidad constreñida.  Eres una mujer sana pero muy poco imaginativa… Te preocupas demasiado por la moral y la moral no se preocupa por ti.

Te he rociado con una loción específica  –exclusiva de nuestra congregación de genios– para estos casos de moral pacata. Es nuestra medicina más efectiva, la loción “Pervesus1” primer nivel para principiantes.

Luego irás ascendiendo hasta llegar a “Perversus10” que es galardón máximo. Ese es el punto del placer supremo. Sus efectos los sentirá tu novio cuando se ponga en contacto con la medicina.

La erección que sufrirá entonces te hará pensar que estas poseída por el demonio. Pero no será así. Estarás poseída por tu instinto que te llevará a las regiones más fascinantes del placer.

La loción “Pervesus1” se extenderá al miembro de tu novio con suficiente energía para agotar todas tus reservas orgásmicas. Durará el tiempo suficiente para que ambos se deseen uno al otro. Si necesitas aplicarte el nivel superior solo debes llamarnos, ya sabes como.

— Te diré algo más – agregó –…Desde hoy jamás el fútbol se interpondrá en el camino de tu vagina. Tu persona se hará sospechosa a los ojos de tu novio y no se animará a dejarte sola.

Debes aprender que la mujer sospechosa es la más poderosa. Es el mejor sistema para tenerlos cerca. La sospecha incluye la duda, la duda incluye los celos, los celos incluyen la vigilancia. El novio que duda rondará cerca.

Luisa no hacía otra cosa que reírse alocadamente.¿ Será cierto esto..? Era todo tan fascinante que costaba creer que fuera realidad.

— Ahora debo irme dijo el genio. Recuerda que si me necesitas solo debes frotar un preservativo que hayas usado. Los nuevos no sirven. Quizás venga yo mismo pero no podrás  reconocerme…

Somos un equipo….Lo que hablas conmigo es como si lo hablaras con todos. Estamos en red….Cualquiera que acuda puedes darle las gracias por mis servicios o pedirle un nuevo deseo que sea legítimo. Recuerda, solo fines serios, aventureros no.

El genio saltó al suelo y desapareció dentro del preservativo caído antes que Luisa alcanzara el teléfono para llamar a su novio. 

El partido ya habría terminado. 

Por Guillermo Presti 

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