Los riesgos que corre un individuo con este trastorno son muchos: problemas
laborales, sociales y hasta económicos.
A veces el deseo sexual solamente se
calma asistiendo a prostíbulos, búsqueda de citas, llamadas eróticas o compra de
productos pornográficos.
Las características más destacadas para reconocer a una mujer hipersexual son:
– deseo incontrolable
– comportamiento impetuoso
– mucho tiempo invertido en la
búsqueda de sexo
– participación en actividades sexuales cuando debería estar
atendiendo otros aspectos de su vida: trabajo, familia, hijos
– constante
preocupación por su vida sexual y su desempeño amoroso y
– creer que solamente son tenidas en cuenta porque son deseadas y porque tienen
unos cuerpos atractivos que despiertan estímulo sexual
Durante el coito manifiestan su disconformidad,
se muestran inquietas y desconcentradas.
“Estas mujeres tienen un desorden de personalidad y están relacionados con
conflictos afectivos y neurológicos. Esta obsesión por el sexo las lleva a
descuidar otros aspectos fundamentales de la vida.
Si tienen pareja, en algún
momento saltará el disparador que alertará sobre lo que está funcionando mal. Si
son mujeres que están solas recorrerán todos los sitios inexistentes hasta
saciar la insatisfacción que tienen.
Las ansias se podrán calmar a corto plazo,
pero siempre sentirán esa necesidad de querer más y más. Pierden todo contacto
con la realidad”,
sostiene el sexólogo español Vicente Ribó.
La hipersexualidad no debe confundirse con infidelidad o promiscuidad. “La
sexualidad controlada puede ser mantenida con la pareja o con un amante y esto
no significa que se sea hipersexual.
Esto último es un trastorno, una patología
que hay que tratar ya que el sujeto que es víctima puede sufrir un riesgo
importante como el contagiarse una enfermedad por el ir acostándose con uno y
otro sin ningún tipo de sentido”, comenta el profesional.
Es importante que la persona afectada se ponga en mano de un grupo de
especialistas que puedan colaborar en la búsqueda de una solución al problema.
Lo más indicado es que mediante exámenes endocrinos y psicológicos, en primera
instancia, se puedan determinar los factores que desencadenan la patología. Más
allá de los problemas psicológicos que puedan existir para poner en manifiesto
este trastorno, también puede deberse a un padecimiento orgánico.
Hay que tener muy en claro que la hipersexualidad es considerada un desorden
cuando altera la vida normal de una persona, cuando el deseo sexual causa
angustia y constante ansiedad por querer más y cuando el funcionamiento en
sociedad se ve alterado.
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