En
1896 Freud señalaba al onanismo inmoderado como el causante de la neurastenia,
también la considera la adicción primaria.
En 1910 en un congreso sobre
masturbación, sólo logran ponerse de acuerdo en la importancia de la fantasía
en la masturbación, y en la existencia de un sentimiento de culpa asociado al
que no encuentran origen, no logran llegar a un acuerdo sobre si la masturbación es o no dañina para la salud, ni cuál sería
el mecanismo de acción.
Pero ya la discusión de los posibles daños de la
masturbación estaba centrada en lo psicológico y se había abandonado la
estigmatización física del masturbador.
Los médicos habían entronizado a la
masturbación como el vicio secreto, la causa de todos los males, pero la
ciencia médica, con avances como la microscopía, empezaba a dudar de este rol.
La actitud victoriana de silencio sobre la sexualidad empieza a romperse.
Sin
embargo, en 1927 el manual del Boy Scout describe al que se masturba como: de músculos
fláccidos, espalda débil, ojos hundidos y sin brillo, manos húmedas, mirada
huidiza, debilidad, fallas en la memoria y en la capacidad de pensar. La misma
opinión tenían los médicos.
Más
tarde empiezan a considerar a la masturbación como manifestación de ciertas
patologías, más que como la causa de enfermedades.
A
partir del informe Kinsey de 1950, se descubre la distribución masiva de la práctica,
con evidencias estadísticas, posiblemente hasta ese momento los médicos
creyeron que era una práctica muy poco difundida, pero desde este punto se
empiezan a replantear el tema y en 1972 la American Medical Association declara
que la masturbación es normal. Para la medicina fue una enfermedad durante 198
años.
El
contexto en que esto se produce es el de los grandes cambios en la sexualidad
que se produjeron en los Estados Unidos a partir de la década de los 60´.
Comienzan a surgir movimientos feministas reivindicatorios de la sexualidad de
la mujer y de sus derechos al respecto.
La masturbación pasó a ocupar un lugar
preponderante en los escritos de este movimiento ya que se consideraba esencial
para el logro de la autonomía sexual de la mujer.
En
esta época de liberación sexual de los años 70 Betty Dodson, representante
de movimientos feministas que ensalzan la masturbación, dirigió un taller de
aprendizaje de masturbación para mujeres, publicó "Liberando a la
masturbación" considerando a la masturbación como una forma primaria de
expresión sexual, talleres similares se repitieron en Inglaterra.
Dodson,
dedicada al dibujo erótico de mujeres, descubrió las grandes inhibiciones
sexuales de las mujeres y el desconocimiento que tenían de sus cuerpos.
En sus
talleres las participantes se masturbaban en grupo, se familiarizaban con el uso
de vibradores, reconocían sus genitales a través del uso de espéculos, aprendían
técnicas y realizaban tareas sexuales en sus casas que luego comentaban en el
grupo.
"Asumo mi compromiso de validar la masturbación como forma primaria
de expresión sexual. El sexo para uno es un concepto erótico cuyo tiempo ha
llegado.
La aceptación universal de la masturbación es el próximo paso en la
revolución sexual de la civilización". (Dodson,Betty:
Sex for One).
La
otra figura que se recorta claramente en este panorama es la de Nancy Friday que
se dedicó durante muchos años a recolectar relatos de fantasías sexuales
femeninas y los publicó luego en diversos volúmenes (Mi Jardín Secreto,
Mujeres Arriba).
Plantea que el análisis de las fantasías más comunes nos
permite vislumbrar el status sexual de las mujeres en el período que se
estudia.
Los
argumentos feministas para la promoción de la masturbación fueron planteados
así por Nancy Friday: "La masturbación nos enseña que somos sexualmente
activas por nosotras mismas, independientemente de cualquier otra persona; es un
excelente ejercicio para aprender a separar amor y sexo; es útil para el
aprendizaje de lo que nos excita, lo que nos permitirá tener mejores orgasmos y
convertirnos en mejores compañeras sexuales; nos enseña la anatomía genital y
nos ayuda a aceptar el resto de nuestro cuerpo; nos permite tener orgasmos más
rápidos y potentes en las relaciones sexuales; nos hace mejores candidatas para
la responsabilidad anticonceptiva con métodos de barrera y nos forma para la
educación sexual de nuestros hijos". (Friday, Nancy: Mujeres Arriba pp
35).
Los
talleres de Betty Dodson fueron reeditados años más tarde por Anne Hooper,
aunque en este caso no se practicaba la masturbación en grupo sino solamente
las tareas para el hogar.
La idea de reeditar los talleres de Dodson surgió por
su labor de directora de una clínica sexológica donde verificó una alta
incidencia de anorgasmia y una baja oferta de soluciones terapéuticas;
"parecía como si sólo se pudiera ayudar a las parejas, a través de las técnicas
de Masters y Johnson, y no a mujeres solas". (Hooper, Anne: El Cuerpo Eléctrico
Editorial Anagrama, Barcelona pp 9).
Dentro
de la ciencia médica es revalorizada como herramienta terapéutica por Masters
y Jonhson al crear las terapias sexuales.
Se la emplea en el tratamiento de
eyaculación precoz, eyaculación retardada y anorgasmia hasta la actualidad.
Luego,
la epidemia del SIDA y el incremento de los embarazos adolescentes llevaron a la
ministro de salud de Estados Unidos, Jocelyn Elders, a proponer una actitud de
enseñanza de la falta de riesgos de la masturbación como promoción de una práctica
de sexo seguro. La ministro tuvo que entregar su renuncia ya que no fue bien
recibida esta sugerencia.
Luego de su renuncia, entrevistada por la revista
"Sexual Politics" (San Francisco, Nº 145 pp 46-47) respondió así
sobre los motivos de tal sugerencia: "No hablaba de enseñar cómo hacerlo;
hablaba de enseñar contra las mentiras.
Enseñar que si estás practicando la
autoestimulación no te hará daño, enseñar que debes hacerlo en privado.
Los
estudios muestran que el 90 por ciento de los hombres y el 70 por ciento de las
mujeres se masturba; ¿hay gente que cree realmente que si no hablan de la
masturbación los adolescentes no se entregarán a ella? No creo que la gente
sea tan ingenua.
Nos han enseñado mitos, crecimos en medio de tabúes, y es difícil
deshacerse de ellos. Enséñenle a los niños la verdad y no las mentiras que
hemos abrazado.
La masturbación es parte de la sexualidad humana, y es algo que
debiera ser enseñado; ya es hora de que probemos con la educación."
La
irrupción del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida y el dramático
incremento de la tasa de embarazo en adolescentes, entre otros factores
culturales y sociales, han determinado que en Estados Unidos haya un
resurgimiento de la masturbación como práctica sexual alentada desde la
educación sexual oficial.
Pero
la masturbación es ciertamente una actividad sexual saludable. Es una manera de
disfrutar el propio cuerpo y procurarse placer sexual.
Es útil también para la
sintonía de las preferencias sexuales, para tener luego la alternativa de
compartir esta información con una pareja sexual para enriquecer la relación.
La masturbación mutua, (dos personas masturbándose frente a frente), puede ser
también excitante y es una gran alternativa al coito sin riesgos de embarazo o
de contagio de enfermedades sexualmente transmisibles.
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