Spanking

¿En qué consiste esta técnica de "azotamiento erótico"?

Entre adultos, es una disciplina sexual consentida y consiste en golpear una o varias veces las nalgas con la mano o con algún complemento. Hay parejas que ya están muy acostumbradas a esta práctica y no conciben el sexo sin este toque que para ellos es sumamente excitante.

El sexo después de los azotes es maravilloso, enérgico y alocado. El juego que se desarrolla mediante el forcejeo o los regaños suben la tensión sexual de los dos miembros de la pareja, del azotado y el azotador”, comenta Marcos Rey, un aficionado venezolano de este ejercicio.

Parte del rol que se desempeña es aceptar el castigo. “El hecho de dar un azote no es lo que excita sino la puesta en escena que se crea alrededor”, confiesa la brasileña Ingrid Moreira, pareja de Rey, quienes se conocieron por Internet mientras los dos asistían virtualmente a una reunión de spanking. 

El spanking no siempre tiene como finalidad el sexo. “Casi nunca llego a la cama después de una sesión. La práctica lo que persigue es la definición de roles, como el que ejerce el médico sobre la enfermera, el maestro sobre la alumna, el jefe y la empleada, para luego someterse a una sesión de castigo donde ambos se erotizan·”, explica la chilena María Lisa Argüelles, abogada y spanker desde hace ya cuatro meses.

Quienes lo practican llaman “sexo vainilla” al sexo convencional y aseguran que el ejercicio que realizan no está relacionado con traumas infantiles o extrañas experiencias sexuales y que no es una práctica aberrante ya que solamente se ejerce cuando los dos protagonistas están de acuerdo. 

Muchos no estarán de acuerdo con esta tendencia, pero hay todo un mundo sexual variado y alternativo que existe y no se puede ocultar que hay quienes gozan con prácticas fuera de lo habitual.

Dentro del sexo, aunque cueste entenderlo y aceptarlo no hay nada malo ni sucio siempre y cuando las reglas estén claras y los dos miembros de la pareja estén de acuerdo con los juegos eróticos.

El sexo alternativo es una realidad que muchos ejercen. Algunos lo comentan y otros, lo callan por miedo al qué dirán y lo mantienen oculto dentro de la relación.

La disciplina doméstica es una práctica que se da mucho hoy en día. Uno obedece y el otro da las órdenes dentro del matrimonio, y cada vez que se comete una falta grave, dentro de un grupo de faltas consensuadas, se castiga a la persona.

Las palizas por desobedecer estimulan sexualmente a estas personas. Lo que hay que entender y aceptar es que si gozan con este ejercicio, no hay nada reprochable, siempre y cuando y es importante reiterarlo, ambos estén de acuerdo.

Muchas veces, el límite no está claro y es ahí cuando uno de los integrantes de la relación consulta por algo que está molestando o confundiéndose en la pareja”, explica la sexóloga chilena Margarita Dieguez.

Consejos sobre el spanking 

 Hablar con la pareja si se tiene esta fantasía sexual y probarla sólo si se está plenamente de acuerdo con intentar este ejercicio.

 La confianza es la base de cualquier relación y mucho más si se tienen en cuenta prácticas sexuales no convencionales.

 Para que la pareja no se sienta incómoda ni presionada, lo ideal es fijar los límites del ejercicio. Dejar en claro hasta dónde se quiere llegar.

 Estar de acuerdo con la distribución de poderes. En este caso, que se entienda bien quién es el que tiene el control y el sumiso.

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