Solitario del cuento
Se
llama así porque es tan fácil que parece cosa de broma de un cuento infantil.
Después
de barajar bien el mazo de cuarenta cartas, se procede a ir descubriéndolas una
por una, al mismo tiempo que se van diciendo en voz alta los números y valores
de la baraja en orden correlativo: as o uno, dos, tres, cuatro, etc.
Así
se van extrayendo todos los
naipes. Cada vez que el valor de la carta
descubierta coincida con el que se acaba de decir, el solitario se pierde y hay
que comenzar de nuevo tras mezclar las cartas.
El
solitario sale, entonces, cuando se descubrieron las cuarenta cartas sin que su
valor coincida con el cantado.
Variante:
cantar las cartas según su valor en el truco.
En las manos
Ideal
para un viaje largo o la espera en el consultorio del dentista, porque sólo se
necesitan las manos para jugarlo.
Objetivo:
que después de 27 pasadas del mazo por las manos, la baraja quede ordenada del
mismo modo que al principio.
Para
empezar, se ordena la baraja del siguiente modo: primero los oros desde el as
hasta el rey, y a continuación las copas, las espadas y los bastos, también
correlativamente del as hasta el rey.
A
continuación, se toma el mazo ordenado de este modo con la mano izquierda y se
agarra la primera carta descubierta, el as de oro.
Delante
de ella se coloca el dos de oro y detrás el tres. Sobre el dos se coloca el
cuatro y sobre el tres el cinco.
Se
sigue de la misma manera hasta que no quede ninguna carta en la mano izquierda.
Después
de esta primera pasada se inicia una segunda con la última carta trasladada, el
rey de bastos. La siguiente se coloca delante y la tercera detrás, y así
sucesivamente.
Las
reglas son invariables para las 27 pasadas necesarias para cumplir el objetivo.
¿El
error que podría arruinar el juego?: Naturalmente, pasar dos cartas en lugar de
una.
Solitario de las
parejas
De
un mazo de cuarenta cartas ya mezcladas, se van extrayendo los naipes y se
colocan en montones de cuatro cubiertos y uno descubierto, el superior,
Si
entre las descubiertas hay dos del mismo valor, se retiran y se descubren las
que están debajo.
El
juego continúa de este modo hasta retirar la baraja completa o hasta que todas
las cartas vistas sean diferentes, con lo que ya no habrá posibilidad de formar
parejas y se habrá perdido el solitario.
Fuente:
“Solitarios, pasatiempos para una sola persona”, de Jaime Prat.