Araña la tierra, Hermano
Así como el dolor
Araña nuestro vivir
Y moldea nuestro ser
Como fruto del mañana
¡Aráñala!, Compañero
Así como las olas
Arañan las playas y los arrecifes
Y le dan el encanto
De un paisaje jamás sucumbido
¡Hermano, aráñala!
Como si acariciaras a tu amada
Dándole todo el amor que corresponde
Y moldéala con cariño
Agradeciendo su infinita bondad.
Rasguña la montaña, Hermano
Así como la esperanza
Rasguña nuestra incertidumbre
Y hace florecer la luz
Que ilumina cada día nuestro hogar
¡Rasgúñala!, Compañero
Así como el viento
Rasguña el paisaje de las pampas
Y lo transforma en un espejismo
Que nos convoca a profunda reflexión
¡Hermano, rasgúñala!
Como si edificaras la casa de tus hijos
Colocando toda tu sabiduría
Y fórjala con esplendor
Agradeciendo su infinita bondad.
Golpea las aguas, Hermano
Así como la rebeldía
Golpea nuestro corazón
Y nos hace buscar formas que compensen
El tesón de nuestro esfuerzo
¡Golpéalas!, Compañero
Así como el rayo
Golpea la tierra en que habitamos
Y le da un instante de luz
De temor, de poder, de asombro y admiración
¡Hermano, golpéalas!
Como si golpearas la madera para tu herramienta
Dándole todo el cuidado requerido
Y transfórmala con delicadeza
Agradeciendo su infinita bondad
¡Y tú!, Hermano intelectual
Araña, rasguña, golpea
A esta tu raza de tierra
A esta tu raza de roca
A esta tu raza de agua
¡Hazla perpetuar!
Hermano intelectual
Como se perpetúa una especie
Construye para ella
El albergue de su eternidad
¡Aráñala, Hermano!
¡Rasgúñala, Compañero!
Golpéala…
Y agradece la infinita bondad de Dios
Por pertenecer a esta tierra