¿Qué te pasó Buenos Aires? ¿Qué te hicieron los
porteños?
Acaso tanto te odiaron, fue poco lo que te dieron,
o tal vez no te entendieron que ahora como revancha
en vez de amor, vos das miedo.
Te enrejaron las ventanas, el smog tapó tu cielo,
las calles se te vaciaron de árboles y jilgueros.
Por las veredas angostas ya, ni caminarte puedo,
si la gente va apurada y no respeta tus tiempos.
Te hicieron crecer de prisa con retazos y remiendos;
por el apuro olvidaron bordarte un corazón nuevo.
El tuyo se fue gastando cuando los pocos tangueros
que te mimaban cantando, cambiaron al ritmo nuevo
de lo moderno y barato, de lo procaz y lo ajeno.
Buenos Aires qué pasó que me esquivás la mirada,
qué no te brotan jazmines en las puertas de las casas,
qué cuando busco tus brazos solo te encuentro de
espaldas
como evitando enfrentarte a la verdad que reclama
el encuentro en nuestras calles, en el verde de las
plazas
o quizás en esa mano que el vigilante me daba
para cruzar la avenida cuando salía de casa.
Es posible Buenos Aires que la nostalgia me invada,
que no entienda los destinos de la gran ciudad que
avanza,
pero también convengamos en que hoy, tus madrugadas,
no son de besos robados en el zaguán de una casa.
Si perdiste la inocencia y te ganó la arrogancia,
si la maldad pudo más que la infancia en una plaza,
vos no sos la responsable de tan desigual batalla.
Te perdono Buenos Aires, pero el dolor no se pasa.
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