Torcuato
se había graduado de ingeniero mecánico con buenas calificaciones y sólo estaba
a la espera que lo llamaran de alguna
empresa para empezar a trabajar. Ya le habían hecho varias entrevistas en tres
empresas y había colocado varios informes de trabajo presentando sus credenciales
y requerimientos de experiencias. Tenía la esperanza que pronto lo iban a
llamar, cosa que deseaba por que esto le permitiría casarse, por que tenía
novia y varios años de noviazgo.
Mientras eso se cumplía, Torcuato
ayudaba a su padre a cobrar y a hacerle una que otra diligencia personal. Ese
domingo en la mañana tenía que ir a Santa Cruz bien temprano en la mañana a
hacer una cobranza y había invitado a su novia para que lo acompañara.
Con el auto de su padre pasó muy
temprano por la casa de su novia para recogerla, sólo tuvo que echarle un cornetazo
para que ella saliera. Ya estaba lista y esperándolo. Llego al coche se dieron
los buenos días y un besito de piquito y partieron rumbo a Santa Cruz.
-Mi
cielo –le dijo ella tan pronto abordo el auto- ahora aprovechamos y desayunamos
cerca de Santa Cruz, que venden unas arepas espectaculares, eso le ponen queso,
jamón, crema, mantequilla y nata, ¡son riquísimas!
-Me
parece buena idea por que hoy amanecí con hambre-le contestó él.
Los dos formaban una pareja un poco
chapada a la antigua. No habían tenido sexo por que ella quería llegar virgen
al matrimonio y el respetaba esa decisión, además eso no le importaba mucho ni
forzaba la barra tampoco, por que era soltero y todavía tenía sus amigas con las
cuales salía cada vez que quería tener sexo.
Desde la ciudad hasta Santa Cruz hay
como quince kilómetros de distancia, pero todo es en despoblado, todo lo que se
ve, en la mayoría del trayecto, son haciendas de lado y lado de la carretera.
Es una zona agrícola por excelencia.
En una de esas haciendas del lado
derecho del camino, estaba un burro full equipo, dándose golpes de pecho con su
miembro. Eso parecía el bate que usa Sammy en las grandes ligas para sacar sus
jonrones sólo que de color negro. El burro estaba así, por que cerca de allí estaba
una pollina en celo y el burro no tenía ninguna intención de pelarla.
La novia de Torcuato miró al burro de
reojo, pestañeo y no salía de su asombro, no había visto antes una cosa así.
Volvió a mirar al burro y dirigiéndose a su novio le preguntó:
-Mi
amor ¿Y eso que es?
Torcuato había visto al burro y su
macana de reojo solamente y sin quitar los ojos del camino, le dijo en tono
despectivo:
-¡Eso
es un burro!
-¡Ay
mi amor como seréis vos que sois ingeniero! –le contestó ella.
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