A escribir bien, sólo se aprende escribiendo
Muchas veces me he preguntado por qué y cómo escribo. En primer lugar, considero que además de una disciplina, es un reto y una forma de comunicarme con las personas, muchas de ellas que ni siquiera conozco y otras que me interesa que me lean.
Hace algunos años, un amigo mío me decía que escribir, publicar, distribuir y vender lo escrito, era una labor casi imposible; por ello, durante mucho tiempo dejé de escribir.
Sin embargo, ahora he vuelto a hacerlo, porque creo que mediante el espacio que nos da el Internet, llego a muchas personas, y con tan solo una que lea mis escritos me doy por satisfecho.
En este sentido, al iniciar un escrito imagino lectores receptivos. Es decir imagino la audiencia que tendrá un relato, un poema o simplemente una reflexión.
De esta manera, me imagino lectores ávidos por seguir leyendo mis historias, ya que si bien es cierto que pensar en una audiencia demasiado pronto (antes del primer borrador) puede congelar mi creatividad; no es menos cierto que -cuando llegue ese momento de pensar en la audiencia- es bueno no pensar en ese profesor tan exigente que tuvimos en la secundaria o la universidad, y sí en el amigo que entiende en cualquier momento lo que estamos intentando hacer.
Un ejercicio para aprender a escribir bien
Por ello generalmente hago este ejercicio:
En cada pieza que escribo, me pregunto si lo hago pensando si le gustará a un lector en particular. (Si esperara que lo que escribo le gustara a todo el mundo, estaría loco).
Durante el proceso inicial de creación puedo correr tantos riesgos como yo quiera y hasta que el trabajo está finalizado y corregido, el rigor el cuidado y el tema pueden ser algo totalmente irrelevantes.
Pero a partir de ahí, hay que tener mucha atención en lo que hemos escrito y algunas veces (aunque parezca doloroso mejor borrarlo todo y volver a empezar).
Es preferible no mandar nada, que enviar algo mal hecho y descuidado, por respeto a uno mismo y a los demás.
Una vez, una amiga me decía que al escribir no le importaban los acentos ni las faltas de ortografía y por flojera escribía todo con mayúsculas (recuerden que en Internet, escribir con puras mayúsculas significa que estemos gritando y nuestro lectores en lugar de prestarle atención a los escritos, se están fijando en estos detalles).
Al hacerle esta observación sus textos mejoraron significativamente, al grado que se ha atrevido a enviarlos a algunas revistas y concursos.
Otro consejo sería que limpiaran sus textos tratando de no repetir las mismas palabras en un solo párrafo. Ejemplo:
Estaba yo cansado y tú también estabas cansado, nuestros amigos estaban cansados, etc. Aunque cueste un poquito más de trabajo podríamos escribir:
Estaba yo cansado y tú también habías llegado al límite de tus fuerzas, mientras nuestros amigos no podían ya ni moverse….
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