Esa voz tan extraña y mágica

No soy un joven. Confieso sin vergüenza cuánto me gustaría serlo, pero no lo soy...

 

He
dejado de serlo al menos desde la cronología. Con los otros aspectos prefiero no
meterme porque no sé si en un rincón del corazón quiero tener veinte años u
otras cosas.


Entre las señales de mi edad está naturalmente la abundancia de nostalgias
amontonadas en los lugares donde suelen amontonarse o en algunos otros,
novedosos.

En
esta materia, como en tantas otras los jóvenes se sienten inimputables y los no
jóvenes tendemos a comprarnos todas las culpas que andan en liquidación. Hasta
la de ser nostalgiosos.


Tener nostalgias, recuerdos, sonidos, palabras, imágenes queridas y todo eso,
pero suena a cosa apolillada.

Bueno, hoy, y en medio del rechifle de andar desentrañando magias ciudadanas,
comento mi pensamiento en cuanto a este fenómeno llamado Gardel y su relación
con los jóvenes. ¿Qué es Gardel? ¿Gardel será el Aleph? ¿Será acaso ese puntito
luminoso que quedaba en los viejos televisores blanco y negro cuando uno los
apagaba? ¿No será la mágica necesidad de tener algo indiscutible en esta ciudad
de terribles discutidores?

Señores y señoras. ¿Qué es Gardel? No vale la pena andar relatando lo tan
conocido. Cantor, el Abasto, el tango canción, las películas, la fama, la son
risa, la pinta, su madrecita, las escasas historias con damas, películas,
viajes, Medellín. Y su voz tan extraña y mágíca.

Y
tomamos por extraña la acepción que de la misma da el Diccionario de Sinónimos,
Antónimos e Ideas Afines, Ruy Díaz. El curioso diccionario da como sinónimos de
extraño: extraordinario, insólito, excepcional, inusitado, sorprendente, y como
parónimo, o sea todo lo contrario, a ordinario. En una palabra, la extraña voz
de Gardel.

Y
son sinónimos de mágica: fascinante, hechicera, seductora, o sea la mágica voz
de Gardel.

Y
volviendo a los jóvenes. Fui joven y escuchaba a Gardel pero no con asiduidad.
Lo escuchaba. Me fue gustando con los años. Fui entendiendo.


Soy padre de muchachos modernos, rock, Jazz, salsa, ritmos nuevos, búsquedas. El
tango no les va.


Mirá papá… ¿Y Gardel? Gardel… y allí piensan. Gardel… es otra cosa. ¡Y
claro que es otra cosa! A Charlie García le copa Gardel. Porque es extraño,
mágico y entonces no suena en las orejas. Suena andá a saber dónde. Suena donde
suena la magia que perdura en los mitos.

Un
día escuché a Roberto Carlos cantar Volver. ¡Muy bien! ¡Una maravilla! Llegué a
mi casa encantado y puse Volver cantado por el morocho. Pobre Roberto Carlos.
Carlitos era un extraño de pelo engominado. Un día fue a cantar al Colegio
Nacional Buenos Aires. Recorrió los mármoles ilustres rodeado por profesores y
alumnos. Se paró, miró las cúpulas y los anchos pasillos y les dijo, un tanto
sombrío.


¡Si yo hubiera podido estudiar acá!

¡Bueno… tal vez… y sí.. claro, murmuraron incómodos los profesores. – Y.. si
yo hubiera podido estudiar acá ahora sería el Doctor Gardel.-,dijo, supongo que
sonriendo. Por eso a veces callejeando por Buenos Aires uno escucha una canción
extraña, mágica. Les gusta a todos. No es ni triste ni alegre, ni buena ni mala.
Es un tango, pero si la canta él, es más que un tango. Es Gardel.

Fuente: Generación 50/60