En
el deseo de crecer como mujer
voy renunciando a muchas cosas sin querer
y
queriendo otras sin saber
que el deseo no es,
el
entregarme sin querer.
Cuantos interrogantes debo tener
para poder comprender,
que el tiempo es aquel,
que da, que te quita,
que sólo te permite ver
que detrás de cada espina
viene de la mano una sonrisa
y
una tierna caricia,
de
aquel que te quiere,
pero que te quiere bien.
Y
si este crecer me da vida,
bienvenida sea la alegría
de
vivir bien esta vida,
suavizando mis heridas
con este amor de mujer.