Negociaciones de Paz

La guerra estaba declarada, en la pelea por el dominio del mercado habíamos usado todos las armas a nuestro alcance pero por ahora, las violentas batallas no habían definido la guerra ni para nosotros ni para nuestra competencia...

Nos reunimos en la gran sala,
éramos muchos de ambos bandos. De pronto estaba él, mi enemigo personal,
preparado para una incursión de ocupación. Lo miré, poniendo en mi mirada una
gran carga de dinamita. Mi estrategia necesitaba su total destrucción. Acusará
recibo de mi munición pesada?

Como un francotirador me
devolvió rápidamente una mirada como un cuchillo. Pensé: estoy en campo minado,
esto se transforma en una guerra de guerrillas. Y así seguimos toda la reunión,
entre bombas, misiles, cargas de profundidad que minaban nuestras voluntades que
nos acercaban cada vez más al terreno de la seducción. Nuestras participaciones
en las discusiones eran absolutamente racionales, nada mostraba nuestro
conflicto, solo nosotros sabíamos de nuestro asedio sensual. Que cada vez era
más y más intenso.

 Finalmente,
terminó la reunión. Se acercó y me dijo: Creo que debemos continuar las
conversaciones nosotros dos, para establecer bases más firmes. Bueno, le
contesté, cuando quieras y en cualquier terreno.

Preguntó
con aire inocente: ¿Te parece esta noche en mi casa?

Quedaron
claros los términos en que íbamos a desarrollar la negociación.