Creía que no me daba cuenta cuando me seguía, o cuando por
casualidad llamaba al buen amigo Jorgito y al otro lado de la línea telefónica
nos escuchaba.
Desde que Ariel me incluyó en
la pequeña vida es que deambulo por ahí, de un lugar a otro. Sólo Budy que
siempre se percataba de las cosas me pudo instruir.
Todos en esta vida somos un
blanco fácil -dijo Budy- , sólo aquellos bien instruidos saben cubrir las
huellas, viajamos de un lado a otro porque estamos obligados a ser vacíos.
Lo que más he gozado son las contables veces que nos
establecimos más de un mes en un solo lugar. Me gusta rodearme de gente para
estudiarla y conocerla, aunque no pertenezca a mi área.
Alguna vez, platicando Budy, Ariel, Gary, Ivanoe y yo ,
concordamos en que es muy difícil ocultar quiénes somos, qué hacemos, hacia
dónde nos dirigimos. Todavía recuerdo nuestra tarea en Tiflis, cuando por
casualidad me enamoré, precisamente de Pendelli.
Pendelli era a quien debía investigar , porque la embajada
Rusa no era la misma desde que él llegó. El caso se resolvió más pronto de lo
que pensamos, vivía en azumbre y fue fácil obtener la información. Budy y Ariel
no socializaban tanto, se limitaban a acompañar a la señora Amar, ella es de
Persia, muy linda, por cierto, mientras que Gary e Ivanoe trataban de seducir a
Sonia, la secretaria de Adil, cónsul de Italia. Y a pesar que abandoné mis ecos
de amor cuando Pendelli resultó culpable, sé que todavía me sigue amando.
Cierta tarde, cuando llegaba a casa después de bastantes
horas de acompañar a Pendelli, antes de que lo encarcelaran, me percaté que no
te conformaste con seguirme, tenías un apartamento frente al mío. Estaba por
estacionar el coche, cuando de reojo observé que te aparcabas; tu lento caminar
me azuzó, pude permitir todo, menos tu lento caminar.
Noté que no sentiste cuando abrí la puerta del coche. Tu
lentitud taladraba mi cerebro y enajenaba mis sentidos. Tomé la daga gris y en
menos de lo que diste un paso, te atravesó el cuello. Segundos después, yo tenía
cuerpo de coladera, no tuve tiempo de sentir. Ariel fue mi verdugo, maté a su
sujeto, era él a quién cuidaba en esta misión.
Y es que todos en esta vida somos un blanco fácil.
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