Respuesta a los padres de Vero

A los padres y hermano de Vero, su conmovedora carta, es un grito sin respuesta de mucha gente. Lo que les envío a continuación, fue una de las maneras en que logré exorcisar los demonios de ese día…

Aunque,
gracias al Hacedor, no he sufrido pérdida en el horror que les tocó vivir,
todavía hoy, cuando vuelven las imágenes y los recuerdos de ese día negro,
siento retumbar dentro de mi los alaridos de las víctimas.

EMBAJADA
– AMIA – LAS CÁMARAS DE GAS Y LOS
GENOCIDIOS QUE DEJAN OLOR A SANGRE FRESCA.

   
De oscura raíz saltó el alarido

   
empapando la pluma para siempre entintada

   
de sangre   de sangre   de sangre.

   
Escombros que llaman a risa

   
a los agazapados detrás de cortinas engañosas

   
que ocultan su gusto por la muerte.

Carcajadas salidas del horror

   
que sus manos sembraron  cultivaron  florecieron

   
en lúbrico festín de carnes y esperanzas.

   
No hay paz.     No hay consuelo.

   
No hay siquiera una noche que transcurra con arrullos

  porque el grito que se eleva del espíritu

   
y reclama reclamando las verdades

   
que se pierden por caminos encubiertos con falacias

   
es un grito que despierta y no da paz.

   
Mientras rostros displicentes se despegan de la angustia

repitiendo indiferentes     no es a mí    
no es a mí

   
no es a mí     a quien pueden hacerme responsable.

   
¿Quiénes son los que sienten orgullosos


el mandato de ser brazos del horror?

   
¿Qué macabro concierto se sucita

   
en las fuerzas que sostienen el don del universo?

¿Dónde van tantas almas arrancadas de la tierra

   
en un gesto despiadado de poder implacable

   
que inconsciente destruye las raíces de la vida?

   
¿Dónde van tantas almas?     ¿Dónde van?

¿Qué reclamo vibra sin respuesta en el espacio?

   
¿Dónde fueron tantas almas?     ¿Donde están?

   
¿Quizá comiencen a poblar otras galaxias?

   
¿Quizá su espíritu se eleva a los maestros?

   
En algún lugar esta conciencia desgajada

   
espera     y nos espera.


Mirando la balanza     espera

que llegue el día de la justicia justa.