Esta
semana fue de las normales, de las que no producen ni hastío, ni tedio,
ni nada, y que solo se vale de las noches para ponerle mojones a la vida
continua. Si no existiera la cama y el sueño no sabría bien quien soy.
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Lunes
Nada. Sigo desocupada y hoy ni siquiera se donde más dejar un currículo
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Martes
La
mañana vacía. A la tarde fuimos a visitar a mi tía que cumple 70.
Tomamos mate con galletitas, y como se hizo tarde, cenamos pizza y después
torta con una sola vela. Yo quiero mucho a esa tía, no es la única,
pero es mi favorita.
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Martes
“Llegar
a los setenta así, es un lujo. El teléfono no dejaba de sonar. La cosa
está dura, no da para grandes fiestas, pero vinieron los sobrinos, mis
nietos, mis hermanas, algunos viejos amigos. ¡Realmente un cumpleaños
feliz!”
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Miércoles
Nada
también.
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Jueves
Llegó
Luis de visita. Por dos semanas nada más. Trae euros y todo le parece
baratíiiisimo.
Vino
a comprar un departamento; hay que aprovechar, es momento de invertir.
– ¿Vas
a volver a vivir acá? – pregunté esperanzada. Todavía lo extraño.
– No,
no están dadas las condiciones.
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Jueves
“Es
muy inquietante estar en Baires, reencontrarse con la familia, los
amigos, los olores, los árboles.
A
cada rato estoy al borde del quiebre, emocionándome por todo. Es por
eso lo del depto. Tener un lugar acá es no abandonarlo del todo. Nadie
puede imaginar lo penoso que es renunciar.”
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Viernes
Cada
vez es más difícil levantarse sin tener nada para hacer, con las 24
horas libres.
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Sábado
Fuimos
al cine. La película es muy buena, me gustó.
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Sábado
“Historias
Mínimas”
Dijo
Clarín: Bella. Una obra de arte.
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Domingo
A
pesar de la lluvia finita, acompañé a Carlos a comprar libros al
parque. Encontré de casualidad ese de Calvino que tanto buscaba: El Barón
Rampante. Los libros son mágicos y me fascina descubrir uno entre el
montón, como si él sólo viniera a buscarme.
Domingo
a la noche:
Abro
el libro, salto de rama en rama y es otra vida que empieza mejor.
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Domingo
Hoy
no me estreno, no saco ni para el café. Es que con esta lluvia molesta
no dan ganas de salir de casa.”
–
Bueno, esta bien. Te lo dejo a cinco. Hoy no vendí nada –
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