Suerte de embudos muy
suaves y extremadamente flexibles, las denominadas “tazas menstruales” son unos
apósitos que se insertan entre la vagina para recoger la menstruación.
Si bien estas
“tazas” o embudos fueron creadas en los Estados Unidos allá por la década del
‘30, es recién en la actualidad, -casi setenta años después-, que están
comenzando a ser utilizadas por un gran número de mujeres, siendo cada día más
populares en todo el mundo, pero sobre todo en las universidades y en el mercado
de productos alternativos de salud, dentro de Internet.
Con todo, y a pesar de
este cada vez más extendido uso, se podría decir que las tazas menstruales
todavía no han logrado causar un furor que las haga ver como la mejor
alternativa para cuidarse de la menstruación.
Sucede que se han
planteado ciertas cuestiones referentes a la seguridad de su uso, como por
ejemplo una relación con algún posible síndrome de shock tóxico u otro tipo de
problema relacionado a la salud femenina.
Pero, sin embargo, lo
cierto es que hasta el momento nada de esto ha podido ser comprobado, y de hecho
se cree que estas versiones pueden llegar a provenir de los fabricantes de
tampones tradicionales, que tienen temor de perder parte del mercado.
Y es que, de hecho,
muchas son las mujeres que están prefiriendo las “tazas” a los tampones, por
temer que sean justamente estos últimos los que efectivamente aumenten sus
riesgos de sufrir la popular condición de shock tóxico, o bien que las mismas
fibras o blanqueadores que contienen estos productos, les ocasionen algún que
otro tipo de daño.
La comodidad también es
un elemento importante a la hora de inclinarse por estas tazas, ya que muchas
mujeres afirman que, gracias a las mismas, no es necesario que durante una
semana al mes, sus carteras deban estar repletas de molestas cajitas o bolsitas.
En este sentido, muchas
otras señalaron estos embudos pueden ser usados durante más de doce horas sin
sufrir ningún tipo de pérdida de sangre, como así también nadar, realizar toda
clase de ejercicio, e incluso dormir, teniendo uno de los ellos puesto.
La cuestión del
importante ahorro que se puede lograr gracias a estas “tazas”, también es un
hecho que incide en la mayor aceptación de este antiguo pero a la vez novedoso
producto.
Y es que de hecho,
mientras que los mismos no cuestan más de 35 o 40 dólares, pero tienen una
duración cercana a los diez años, los clásicos tampones, durante un uso de diez
años, representarían una erogación cercana a los 650 dólares.
Todavía lejos
Sin embargo, a no ser que
se las compre por Internet, como por ejemplo en el sitio
Mercado Libre parece ser que en Latinoamérica muchas
mujeres deberán esperar aún algún tiempo hasta que este tipo de producto se
comercialice.
Esta situación es muy
diferente a la de los Estados Unidos, lugar donde desde 1987 se pueden adquirir
la marca Keeper, que está confeccionada en base a una goma látex por lo que
puede volver a usarse después de limpiarla. Asimismo, a partir de 1997, salio a
la venta la marca Instead, que está fabricada en un suave polietileno y es
descartable. Ambas se pueden adquirir en cualquier farmacia, drugstore, o
hipermercado.
Si bien esta última
marca, la Instead, es bastante más cara, ya que en un plazo de diez años
representaría un gasto de unos 400 dólares, en comparación con la Keeper, cuyo
costo total es, como señalamos, de entre 35 y 40 dólares, muchas mujeres se
están inclinado cada vez más por la primera, ya que afirman que se trata del
único tipo de protección contra la menstruación que pueden seguir portando
mientras mantienen relaciones sexuales.