Según el diccionario, el berro es una planta crucífera herbácea, perenne y acuática, que tiene un sabor picante agradable y se come en ensalada.
¿La definición no nos dice mucho, verdad? Pero, ¿qué tal si el berro tuviera la capacidad de reducir el riesgo de padecer cáncer?
Según un informe de investigadores británicos, comer berro al natural podría reducir el daño en el ADN y, en consecuencia, disminuir las probabilidades de enfermar de cáncer.
El estudio, llevado a cabo por la Universidad de Ulster apoya la teoría de que el berro, ingerido al natural, puede disminuir los riesgos de contraer cáncer al frenar el daño en el ADN.
El equipo de investigación, comandado por Chips Gill, estudió a 60 adultos sanos, de los cuales la mitad eran fumadores.
El estudio
En primer lugar, los investigadores monitorearon los niveles de antioxidantes (nutrientes encontrados en varias plantas, incluido el berro) en sangre de los participantes y, asimismo, buscaron síntomas de daño en el ADN, que podría incrementar el riesgo de cáncer.
A continuación, los participantes fueron divididos en dos grupos. Por ocho semanas, cada persona en el primer grupo ingirió 85 gramos de berro natural cotidianamente, suministrados por los investigadores, en forma adicional a su dieta usual. Para la posterior comparación, se pidió a los integrantes del otro grupo que no consumieran berro.
Posteriormente, se extrajeron nuevas muestras de sangre de los participantes, y se efectuó un receso de siete semanas en el estudio. Durante ese lapso, los participantes podían ingerir lo que quisiesen.
Luego, se realizaron nuevas muestras de sangre y se cambiaron las asignaciones originales de los grupos: aquellos que habían sido parte del grupo de comparación, tuvieron que comer berro durante ocho semanas; los que previamente habían comido berro, debieron seguir sus dietas en forma normal —sin necesidad de consumir berro—.
Finalmente, los participantes fueron sometidos a una última extracción de sangre.
Los resultados
· Después de analizar la información obtenida, el equipo de Gill encontró que los participantes tenían en sangre, después de las ocho semanas de consumo de berro, niveles más altos de antioxidantes y menores índices de químicos indicadores de daño del ADN.
· Asimismo, el estudio reveló que este patrón se acentuaba en los fumadores.
· Reducir el daño del ADN podría disminuir el riesgo de enfermar de cáncer.
Sin embargo, el estudio duró sólo seis meses, y, comúnmente, el cáncer lleva mucho más tiempo en desarrollarse.
Por lo tanto, el estudio no prueba que el berro haya prevenido el cáncer en alguno de los participantes, aunque sí puede mostrar una luz de esperanza y marcar el camino para futuras investigaciones.
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