Las plantas de Aloe Vera
crecen en grupo, y tiene hojas bordeadas de espinas. Aunque muchos piensen que
esta planta es de la familia del cactus, pertenece a la familia del lirio. Por
lo tanto, necesita de una ubicación donde pueda absorber los rayos ultravioleta
del sol, y una tierra bien húmeda que constantemente le provea agua.
Esta planta, puede crecer
hasta los dos pies en la altura. El mejor momento para hacerla desarrollar, es a
partir de la primavera, junto con la llegada de los primeros calores. El Aloe
Vera no se cosecha como otras hierbas. Sus hojas sólo deben ser cortadas cuando
se necesiten utilizar. De otro modo, se debe dejar la planta intacta. No es muy
seguro disecar o embotellar estas hojas, ya que sus principales nutrientes,
están en sus jugos frescos.
Las mejores especies de
Aloe Vera, provienen del sur y este de África. Sin embargo, desde hace siglos
que se cultiva en una gran variedad de climas templados, por lo que se sabe que
puede adaptarse a condiciones externas diferentes a las de sus áreas de origen.
Sus propiedades
A raíz de su pulpa
amarga, el Aloe Vera no tiene ningún uso comestible. Pero lo que si tiene, es
una gran cantidad de usos medicinales. El jugo fresco de Aloe Vera se puede usar
tanto externa como internamente. Su gel, que se puede obtener apretando una hoja
fresca, puede ser usado para ayudar en la curación y cicatrización de
quemaduras, cicatrices, y sarpullidos de piel. Como cosmético, esta hierba se
utiliza como crema anti-arruga y componedora. Es también muy beneficiosa para el
cabello y el cuero cabelludo. De hecho, se ha escrito que Cleopatra aplicó gel
de aloe vera a todo su cuerpo como parte de su régimen de la belleza.
En forma de cápsula y
tableta (esto solo se puede adquirir en farmacias), se usa como un laxante
natural, y para aliviar infecciones de riñón, problemas artritis, y úlceras.