Ocurre que en algunos pacientes
reactivos, al darle el remedio único administrado o indicado
después de investigar su remedio homeopático, algunos síntomas por los que
consultan se agravan un poco por reacción al medicamento similar, en
general al poco tiempo de serle administrado.
Pero estos malestares -repito,
siempre tolerables- desaparecen en pocos días.
Sin embargo lo más correcto es
destacar que si el medicamento es el correcto en similitud, se acompaña
simultáneamente de una mejoría ostensible en su condición interna, manifiesta en
la recuperación del buen ánimo, del humor, mayor energía y voluntad, mejor
dormir, etc., que hacen que el paciente, experimente una sensación de bienestar
tal que la suele expresar diciendo:
¡Doctor, estoy peor de algunos
síntomas, pero me siento mucho mejor en general!
En los niños notamos que a
pesar de su enfermedad agravada mejora el sueño, el apetito el carácter etc.
Por lo tanto la llamada
AGRAVACIÓN HOMEOPÁTICA (cuando ocurre) no debe ser causal de ningún temor,
porque es de buen pronóstico y los síntomas intensificados son transitorios y
perfectamente tolerados.
Los síntomas aparecidos señalan
los mecanismos de curación que se están desarrollando en el organismo, como por
ejemplo las exoneraciones, consistentes en secreciones mucosas o de otro tipo,
sudoraciones, diarreas, mayor cantidad de orina; o la localización de la
enfermedad en sitios más superficiales (como por ejemplo en el enfermo asmático,
al que mejorando sus crisis espasmódicas, le aparecen ahora estornudos o una
erupción alérgica).
O a veces la reaparición de
enfermedades antiguas, olvidadas, pero que el paciente ya padeció en otras
épocas, que en realidad estaban bloqueadas (pero no curadas) y reaparecen,
aunque de manera fugaz, para curar definitivamente.
Una vez tomado el medicamento,
se produce la intensificación pasajera de los síntomas, antiguos o actuales que
refiere al paciente, pero esto, es temporario, y no es otra cosa que la puesta
en marcha de la Ley de Curación (*).
El paciente no debe asustarse
ya que es el signo más seguro de una curación verdadera, profunda y definitiva.
eso significa que el remedio homeopático dado es completamente homeopático
a la enfermedad que se padece, éste crea una enfermedad natural que desplaza a
la otra instalada en nuestro organismo, sobre todo por su semejanza, de modo que
por esto ocurre la agravación. la cual como dijimos es de corta duración y sin
consecuencias.
Esta ligera acción del remedio
por encima de la enfermedad, es buena señal. Por otra parte si el remedio no era
enteramente similar, no habrá agravación, ya que solo era parcialmente similar.
¿Qué
debe hacer el paciente ante esta agravación?
En esta oportunidad es en la
que el paciente, debe tomar sola y exclusivamente su medicación, la indicada por
su medico homeópata tratante, no debe recurrir a otra, ya que esto indica que
comienza a curarse verdaderamente, este malestar pasajero, es índice, de un
bienestar duradero y definitivo, el paciente siendo estricto en el cumplimiento
de su tratamiento, no sólo colabora con su médico, sino, se ayuda a sí mismo,
ya que por fin, aunque no lo crea él mismo, se está curando.
(*) La ley de curación en
homeopatía siempre se cumple y todos los médicos homeópatas no guiamos por dicha
ley para saber si se esta realizando una verdadera curación o no.
Esta ley afirma que: la
curación debe siempre ser de ADENTRO HACIA AFUERA, de los planos más profundos
a los superficiales, de lo mental a lo somático, de lo espiritual a lo corporal.
De arriba hacia abajo y no de otra manera.
Por lo tanto, si estas
circunstancias se presentan durante el tratamiento, más que temerlas, debemos
comprenderlas y alegrarnos ya que marcan los caminos hacia la curación.
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