En el Tantra, la sexualidad, es "utilizada" como el más poderoso detonante o acelerador de la llegada a un estado de Unión con la energía Cósmica, de éxtasis, de disolución de la conciencia egoica (éxtasis, del griego: ex, salir hacia, stasis, estar).
El Tantra es una cosmovisión del hombre y del Universo muy diferente a la que la humanidad vive hoy y que se alcanza a través de una Unión Sexual usualmente desconocida.
En esta Unión Sexual, los estados de conciencia que se obtienen constituyen un manantial de energía que produce vibraciones beneficiosas en los compañeros que la alcanzan y que se propagan a sus pensamientos, sentimientos y emociones. Y por lo tanto a su actitud frente a la Vida.
La experiencia del Orgasmo Tántrico proporciona sensaciones de pérdida de límites, entrega, expansión de conciencia, plenitud e iluminación.
Sin embargo, los condicionamientos socio-culturales, los paradigmas casi genéticamente instalados en mujeres y varones, hacen que hoy pocos hayamos tenido la fortuna de vivirlo.
Aún así, la búsqueda del Tantra y de la sexualidad Tántrica, más allá de una moda, se ha tornado hoy una necesidad de la humanidad toda.
Muchos lo buscan en forma intuitiva, otros, aún habiendo tenido una mínima señal, quedan a mitad de camino. La mayoría abandona la búsqueda y hasta termina por no creer que el Tantra sea una realidad. Esto hace que la paz y la serenidad que la sexualidad deberían proporcionar, aparezcan como algo fuera de nuestro alcance, o reservado a "elegidos" o a seres de otras culturas.
No sólo está al alcance de todos, es un derecho natural con el que todos hemos nacido, que todos merecemos y que la humanidad, hoy, necesita.
La falta de experiencias iniciáticas, el exceso de palabras e interpretaciones, el contexto socio-cultural en el que han transcurrido, hasta hoy, nuestras vidas -que utiliza la sexualidad para fines que no la vierten en su cauce original, a través del continuo estímulo de la publicidad y sus mensajes subliminales, la sugestión y hasta el vocabulario cotidiano-, producen desequilibrios energéticos -rotulados como enfermedades- y la dificultad para comprender conceptos que parecen de "otra cultura", llevando a una gran distorsión del Tantra y fundamentalmente, de uno de sus aspectos más importantes: la sexualidad, comprendida y vivida como un camino de evolución y de unión con la energía cósmica.
Sintiendo que estos son sólo algunos de los obstáculos para que la "experiencia" del Tantra, hoy, sea accesible al hombre de nuestra sociedad, revertir las creencias que, de manera interesada y cruel para con los seres humanos, los instrumentos de poder han generado, se torna una necesidad urgente para quienes anhelamos un futuro feliz para todos.
Es preciso verter las creencias sobre lo que la sexualidad es verdaderamente en su cauce natural: la experiencia de la unión sexual como sendero de conocimiento de la ley que rige todos los ciclos vitales, y del amor fundamental.
En un mundo más preocupado en conquistar que en "amar", es tiempo de profundizar en qué es estar vivo y cuál debe ser la función de la sexualidad, para "sanar" las heridas que no nos permiten amar con plenitud.
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Sexo y comida: el Tantra del amor