Nuestras cunas estaban
pintadas de colores brillantes, con altísimo contenido de plomo.
No teníamos tapas a prueba de niños en las medicinas y montábamos nuestras
bicicletas y patines sin rodilleras ni cascos protectores.
Nos pasábamos horas construyendo carritos con ruedas y balleneras de deshechos,
y tablas viejas, y los estrenábamos rodando por una loma, solo para recordar a
medio camino que no les habíamos puesto frenos.
En el auto de nuestros padres, nos llevaban sin cinturones de seguridad ni
bolsas de aire.
En los días calurosos, pasear en la parte de atrás de una camioneta, era el
mejor de los regalos.
Por la mañana salíamos de casa, y pasábamos el día con nuestros amigos en el
cine, o paseando simplemente, y nuestros padres no nos podían localizar porque
no existían los teléfonos celulares ni los beepers.
Nos subíamos a los árboles y nos caíamos, nos fracturábamos los huesos y los
dientes, y no existían las demandas ni la responsabilidad civil.
Eran solo accidentes, ¿te acuerdas?
También peleábamos, nos dábamos puños y quedábamos morados y aprendimos a
lidiar, esconder, o disimular.
Tomábamos agua de la manguera del jardín, comíamos panqueques, pan con
mantequilla, azúcar, gaseosas, colorantes, y no sufríamos de sobrepeso. Pero es
que siempre estábamos fuera de casa jugando, corriendo, haciendo deporte, no
sentados frente a la TV.
No teníamos Nintendos, Playstations, videojuegos, 999 canales de tv cable, Sky,
DVD, celulares, computadores, Internet, chat rooms, ni nada de estas cosas…
Pero en lugar de eso, teníamos muchos amigos. Salíamos de casa, y los
encontrábamos. Montábamos bicicletas, patines, caminábamos y paseábamos por toda
la ciudad.
También íbamos al campo. ¿Se imaginan eso…?
¡¡Ibamos al campo!! No pensábamos en los peligros ni en la carretera, ni en las
fincas, ni en las afueras de la ciudad.
Construíamos juegos con palitos, con bolitas de barro, con gusanos… y
jugábamos con el mismo entusiasmo y esos gusanos no se quedaron dentro de
nosotros para siempre.
No existían las guías para estudiar. Si no estudiábamos lo suficiente, perdíamos
el examen y lo teníamos que repetir, estudiando igual de nuestros cuadernos y
libros sin conocer como serían las preguntas que nos harían.
Nos tocaba aguantarnos los castigos de los profesores. Si perdíamos el año
teníamos que repetirlo, sin arrastres, áreas, recuperaciones, ayudas de los
profesores, computadores, etc.
Nuestras acciones nos pertenecían. Las consecuencias también, y no podíamos
escondernos tras de nadie.
Los padres estaban siempre del lado de la ley, de los profesores, y de los demás
padres de familia.
Y a pesar de esto, o a lo mejor a causa de esto, esta generación produjo los mas
sobresalientes innovadores, inventores, líderes, y personas destacadas en campos
nuevos de la ciencia.
Los pasados 50 años han sido pródigos en avances y nuevas ideas.
¿Por qué? Porque se nos dieron libertad y responsabilidades, la posibilidad de
triunfar y de fracasar.
Y aprendimos a sacar el mayor provecho de lo que se nos daba. Si tú eres uno de
nosotros, ¡¡felicitaciones!!
¡¡Estas vivo de milagro!!
Si no eres de los nuestros, ¡¡¡¡de la que te perdiste!!!!!.
Que bueno sería que compartieras este mensaje con aquellos amigos tuyos que
vivieron esa misma época para que les des un rato de alegres y maravillosos
recuerdos.