¿De qué se
trata?
Son
bicicletas fijas especialmente diseñadas y se combinan con clases entretenidas.
Tanto hombres
como mujeres lo practican en gimnasios (con buen clima se puede practicar
también al aire libre); sólo se necesita ropa adecuada, una botella de agua y
una toalla.
El “viaje”
imaginario varía de clase en clase, con distintos tipos de caminos: llanos,
bajadas, subidas, haciendo que varíen la intensidad y el ritmo de las
pedaleadas.
Estas clases
suelen durar unos 45 minutos y son musicalizadas por un instructor que además se
encarga de guiar y estimular a sus alumnos, mediante su voz y a través de
imágenes que recreen diferentes paisajes.
¿Qué produce
este ejercicio aeróbico?
Genera un gran desgaste físico. Se realiza un ejercicio continuo en cuanto al
movimiento pero no al esfuerzo, por eso es recomendable para cualquier edad y
cualquier estado físico.
Además
produce un gran gasto calórico, equivalente a correr o remar. También produce
mejoras en la frecuencia cardiaca y un aumento de la resistencia general y
localizada.
En verano
suele hacerse esta actividad al aire libre, como por ejemplo al borde de una
pileta. Los alumnos suelen entusiasmarse más al estar pedaleando fuera de un
ámbito cerrado.
Desafíos
Si bien antes
dijimos que las clases suelen durar aproximadamente 45 minutos, también se
organizan eventos que duran entre dos y seis horas.
Son como
desafíos que se pueden realizar en equipos de varias personas para turnarse en
el manejo de la bicicleta.
Estos eventos
suelen contar con coordinadores que guían a los participantes, e incluyen música
en vivo, pantallas gigantes que proyectan imágenes de paisajes y hasta salas
especiales de hidratación, alimentación, médicos y masajistas.
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