El alcoholismo es una enfermedad que presenta cuatro características principales:
– Ansia: fuerte necesidad de ingerir alcohol.
– Dependencia física: síntomas después de la abstinencia como náuseas, sudoración o temblores.
– Pérdida de control: incapacidad para dejar de beber
– Tolerancia: necesidad de beber cantidades mayores de alcohol cada vez.
Actualmente no existen fármacos efectivos que eviten las ganas de beber. “Los tratamientos psicológicos, las reuniones para adictos y familiares y la terapia de rehabilitación ayudan, pero no son del todo efectivas y la gente que reincide en el problema es demasiada”, admite el sociólogo argentino Santiago Cándido quien durante más de diez años se encargó de coordinar grupos de autoayuda para víctimas y familiares de alcohólicos en la Ciudad de Buenos Aires.
Recientemente, se ha dado a conocer un estudio que tiene como protagonistas a investigadores de la Universidad de San Francisco, California.
Han probado una inyección, con éxito en ratones, que promete acabar con el mal del alcoholismo. La sustancia aplicada, explican los científicos, es de un factor de crecimiento esencial para la formación de los riñones y de las neuronas motoras.
Conocida como la GDNF, la sustancia puede estar relacionada con la parte del cerebro que se ve afectada por el vicio del alcohol y otras drogas como la cocaína o morfina.
Los especialistas han inyectado en los ratones este líquido en el cerebro y han notado que la ingesta de alcohol, disminuía. Los animales a los que ya se había emborrachado no volvieron a beber de la misma manera tras la aplicación.
Recientemente, científicos chilenos desarrollaron una vacuna contra la enfermedad. Se trata de una inyección que inhibe la producción del enzima que degrada el principal componente del alcohol.
“Estos descubrimientos son altamente interesantes y han sido ensayados con éxito en ratas. Se espera que próximamente se puedan comprobar sus beneficios en seres humanos alcohólicos para lograr un combate eficaz de la enfermedad ya que hasta el momento, ningún tratamiento es realmente efectivo”, comenta el científico chileno Juan Bautista Córdoba Ramos.
“Esta inyección ha sido probada en ratas genéticamente alcohólicas y el consumo disminuyó un 50 por ciento”, termina diciendo.
Si el tratamiento prospera en seres humanos se habrá dado con la solución para un problema grave, ya que este vicio puede aumentar el riesgo de padecer algunos tipos de cánceres.
Puede causar daños en el hígado y el cerebro. Puede también provocar defectos congénitos y aumentar el riesgo de muerte por accidentes de tráfico y otras lesiones como riesgo de homicidio y suicidio.
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