Cuando hablamos de posiciones
sexuales nos estamos refiriendo a las diferentes maneras en que dos personas se
colocan físicamente a la hora del acto sexual. En teoría puede haber una
cantidad incalculable de posiciones sexuales a realizar, pero, sin embargo, la
mayoría son variaciones de una docena de posiciones básicas.
Por un lado la mitología popular
propaga la creencia de que la posición en la cuál el hombre está arriba de la
mujer es la única posición normal y aceptable; por otro lado está el mito de
que no sólo importan las posiciones sexuales sino que a un amante se lo juzga
competente recién cuando haya dominado todas esas posiciones.
Otro mito dice que cuanto más desafiante, físicamente hablando, sea la posición
lograda, mayor será la satisfacción sexual.
Sin embargo, veremos que ninguno de estos mitos son verdades. Las posiciones
sexuales no tienen ninguna significación especial en cuanto a la satisfacción
sexual, simplemente hay personas que encuentran algunas posiciones más
placenteras que otras.
Lo que en verdad cuenta es la forma y la manera en que el amante cumple a la
hora de la verdad, y no el repertorio que pueda desarrollar mientras lo hace.
Las posiciones sexuales mas comunes son con el hombre o la mujer arriba, lado a
lado, o desde atrás (la mujer le da la espalda al hombre).
Obviamente estas posiciones pueden ser variadas ya que se pueden realizar
estando acostados, parados, sentados, arrodillados o en cualquier combinación
posible. Eso depende de la elección que la pareja haga mientras tiene
relaciones.
Las posiciones que las parejas decidan adoptar dependen de diversos factores,
sobre todo el confort físico que las parejas encuentren al adoptar cada
posición y también las inhibiciones que tengan al realizar el acto sexual en
posiciones que no les son familiares.
A veces la capacidad de prolongar o de acelerar respuestas orgásmicas se
determina al elegir una posición. En algunos casos las circunstancias del
momento (por ejemplo la cantidad de espacio o tiempo disponible) influyen
también en la decisión.
Algunas parejas encuentran y utilizan con frecuencia una posición sola que los
satisface sexualmente. Otros en cambio pueden utilizar varias posiciones
regularmente o experimentar con otras posiciones que no utilizan a menudo, pero
no utilizarlas regularmente.
El misionero
En las culturas occidentales la posición más común es la del hombre arriba.
También llamada la “posición del misionero”, ya que los misioneros cristianos
del Siglo XIX creyeron que esta posición era la más natural y apropiada para el
sexo. Fueron ellos los que incentivaron a las culturas de menor desarrollo a
abandonar las posiciones “animales” que venían realizando hasta ese entonces
para que adoptasen la posición del “hombre arriba”.
Esta posición consiste en que la mujer se recueste abajo del hombre, boca
arriba, y con las piernas extendidas y separadas. Luego el hombre dirige el
pene hacia la vagina.
El hombre puede recostarse totalmente encima de la mujer si a esta no le
molesta el peso de él, o en cambio puede apoyar parte o todo su peso sobre sus
codos, manos o rodillas.
Algunas mujeres encuentran que sin el peso de los hombres sobre ellas, son más
satisfactorios los movimientos pélvicos.
Mientras la mujer esté abajo puede envolver con sus piernas al hombre ya sea
pasándolas por atrás de la espalda o cadera de éste, o inclusive ponerlas
arriba de los hombros de su pareja.
Mientras más arriba estén las piernas de la mujer más grande podrá ser la
penetración que el hombre logre con sus movimientos. Sin embargo a algunas
mujeres no les interesa tanto esto.
La posición del “hombre arriba” limita al hombre en la utilización de sus manos
para acariciar a su pareja, pero en cambio la mujer puede utilizarlas
libremente para acariciar al hombre o estimular su clítoris. Es una posición
muy buena para verse y besarse durante el coito.
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