En la época de la posguerra y consiguiente recuperación de la economía en Europa culminó la conquista de varios
derechos laborales como las vacaciones
anuales pagadas de los trabajadores de la industria y de los servicios lo que originó un aumento del poder adquisitivo, de la renta, y también aseguró un tiempo de ocio durante el año.
Junto a esto, cabe destacar también la generalización de los medios de transporte y en concreto del automóvil, lo que facilitó enormemente los desplazamientos. Al mismo tiempo, llegó el arraigo y consolidación de la nueva moda de los "baños de sol" en las costas mediterráneas del sur de Europa, que impulsaría el turismo de sol-playa de forma explosiva y continua durante la segunda mitad del S. XX.
La recuperación de los viejos enclaves balnearios surge como respuesta a la gradual pérdida de la calidad ambiental y la masificación en los principales destinos turísticos.
Al mismo tiempo aparecen grupos sociales con nuevas formas de concebir el tiempo libre y los períodos vacacionales.
Se buscan nuevos destinos que conllevan un mayor contacto con la naturaleza, con el medio natural, con ambientes rurales asociados a la vida sana, lugares menos degradados y escasamente influenciados por los modos de vida urbanos.
Se persigue una vuelta a los orígenes con la promoción de hábitos de consumo respetuosos con el medio y con el individuo y su salud, y dentro de esto, de actividades de ocio y tiempo libre ligadas al cuidado del cuerpo y de la mente.
En este contexto emergen nuevas formas de turismo, nuevas tendencias y alternativas y nuevos destinos. El uso terapéutico tanto de las aguas termales y mineromedicinales – recursos de la naturaleza provenientes del subsuelo – así como del agua del mar comienzan a revalorizarse y ya no es sólo un grupo social específico -como ocurría antaño- sino que es la mayor parte de la clase media de las ciudades la que puede hacer uso de este recurso natural.
El concepto de "balneario" de la última década del S.XX no dista mucho de lo que eran en el siglo pasado. Los modernos balnearios se definen como "lugares o centros especializados que utilizan el agua -en su concepción más amplia- en la recuperación, rehabilitación, alivio, prevención, mejora y cuidado de la salud integral de la persona, complementada con otras terapias, entre ellas la quirúrgica".
Se trata de prevenir la enfermedad, aliviar las dolencias físicas, y conservar, cuidar y mejorar la salud.
En la actualidad, tanto en Europa como en España podemos encontrar, por un lado, los lugares tradicionales de tratamiento y cuidado de la salud.
Tanto el balneario como la estación o villa termal y el centro de talasoterapia tradicionales han sido sometidos en la mayoría de los casos a reformas y procesos de rehabilitación y reconstrucciones parciales durante la década de los años noventa y, a la vez, han ido incorporando a sus establecimientos las nuevas tecnologías y avances en el ámbito de la hidroterapia.
A aquellos establecimientos tradicionales hay que añadir una variada gama de destinos con modernos centros que incluyen alta tecnología, y cuya finalidad es el cuidado del cuerpo y de la mente a través de la utilización del agua en su acepción más amplia.
También aparece una extensa terminología asociada que responde sobre todo a exigencias y estrategias de "marketing": "club de salud" también denominado "health club"; "curhotel"; "centro de salud y belleza"; "centro termo lúdico"; "centro talaso-sport"; "parque termal"; "centro fitness"; "hotel-spa"; "centro vital"; "centro de salud natural"; "resort-spa"; "health center"; "centro termo lúdico"…
Todos ellos pretenden estar integrados tecnológicamente en el S.XXI.
Fuente: www.termasalud.com
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