Conocida como
el “fin del mundo”, esta provincia encanta por los bellos paisajes de los lagos,
como el Escondido y Fagnano, por sus pueblitos típicos y sus grandes bosques.
Además ofrece pesca variada, travesías a caballo o en camionetas 4×4 y una vida
bajo el ala de la madre naturaleza.
Muchos
turistas extranjeros disfrutan de la hermosa vista que ofrece el más alto
mirador del Paso Garibaldi. Desde este lugar se pueden observar el Lago
Escondido y de fondo el Lago Fagnano que se extiende por más de 100 kilómetros
de largo y es el sexto más grande de toda Sudamérica.
El Fagnano se
extiende por la cordillera fueguina, desde Tolhuin, un pueblito de apenas 3 mil
habitantes ubicado en la cabecera del lago, hasta el istmo del Almirantazgo, ya
en territorio chileno.
Sus aguas cambian el color dependiendo de la posición del
sol, pueden ser muy verdes o muy azules.
Entre las leyendas que recorren la
ciudad existe una que contaban los indios onas que habitaban el lugar: afirman
que desde el centro del espejo de agua surgían naves sobrenaturales tripuladas
quién sabe por quienes. Por esta razón se lo bautizó, como Khami, un vocablo que
significa a la vez “entrada” y “salida”. Por eso se transformó en una excursión
preferida por los turistas.
Otro lugar
imperdible de la isla de Tierra del Fuego es Tolhuin, ubicado en la mitad del
camino entre Ushuaia y Río Grande. Está enclavado en medio de un bosque de
lengas y ñires, y la mayoría de sus habitantes vive de la madera.
Este lugar se
caracteriza por el trato amable de su gente y por su personaje más famoso:
Emilio Saenz, dueño de la panadería La Unión, muy conocida por la calidad de su
pan como por las fotografías que adornan el lugar con personalidades famosas de
la política, la cultura y el espectáculo que visitaron el lugar.
Muchos afirman
que fotografiarse con Emilio trae suerte, inclusive desde el ’83 hasta la fecha
todos los candidatos a Presidente (que luego resultaron electos) lo hicieron. Por
esa razón quién pase por ahí no duda en traerse ese recuerdo fotografiado.
La pesca en
Tierra del Fuego
Los caminos a
través de los bosques que llegan a los ríos lo hacen los amantes de la pesca y
en especial de los que buscan la trucha marrón, la reina del lugar.
No es nada
fácil llegar hasta la desembocadura del Río Irigoyen en el mar, pero la
experiencia es única. Entre el cruce de la ruta 3 y el Cabo San Pablo hay 45
kilómetros, a los que se suman 30 de la ruta 21 hasta las cabañas del Irigoyen.
Estos caminos
se realizan en caballo o en camionetas 4×4. El viajero cruzará turbales donde el
camino se construyó con troncos atravesados, también senderos de cornisas y
acantilados abiertos a pico y pala. Pero al llegar al lugar se encontrará con 23
kilómetros abundantes en truchas, ideales para los que gustan de la pesca
deportiva.
El equipo más
indicado para practicar este deporte es una caña corta, variedades de
cucharitas, un reel mediano e hilo de nylon.
Para los que les gusta el fly
casting lo mejor es utilizar una caña flexible y moscas de colores – si son
oscuras mejor – que se asemejan a las crías con las que se alimentan las
truchas.
También se
puede disfrutar de un día de pesca en los lagos Escondido, Fagnano, Grande,
Menéndez, McLennan.
Navegación
en Tierra del Fuego
Otro de los
atractivos es la navegación a vela por el Canal de Beagle, por donde se recorre
la bahía de Ushuaia.
Con la
compañía de las aves, los pingüinos y los lobos marinos los turistas pueden
navegar por todo el canal de Beagle. La navegación termina en el antiguo
asentamiento rural de la Estancia Túnel, ubicada a 17 kilómetros de la ciudad.
Luego el
paseo incluye una caminata de 3 kilómetros por el bosque hasta Punta Escarpados,
recorriendo la variedad de la fauna y flora costeras.
El segundo
tramo de la excursión comienza con el hiking. Se trata de un tramo corto y
escarpada: es ideal para ver desde un punto panorámico el canal, el Faro Les
Eclaireus y el archipiélago Bridges.
Otra
posibilidad es viajar hasta el Cabo de Hornos y los glaciares de la cordillera
Darwin.
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