Nápoles es la tercera ciudad más grande de Italia. Su oferta de festivales,
ferias y espectáculos es muy amplia.
Es permanente su tradición gastronómica de
productos únicos como la mozzarella de búfala, la pizza y la gran variedad de pastelería refinada.
La pasión de sus habitantes hace que en cada rincón de esta
ciudad se respire intensidad y energía.
Los orígenes de la ciudad datan del año 326 AC como colonia romana y se pierden
en leyendas atrapantes.
La hipótesis más fuerte coloca su nacimiento en el siglo
VII A.C, cuando los griegos colonizaron el golfo para dirigirse hacia los
emporios mineros del alto Tirreno. Luego de la caída del imperio romano, se
convirtió en la capital de un importante ducado que logró resistir la oleada de
invasiones longobardas.
El puerto de Nápoles se convirtió en el más importante del
Mediterráneo. Después
de la muerte de Federico II de Suecia, Carlos de Anjou hizo su ingreso triunfal
en Nápoles en 1266.
En poco tiempo la situación cambió: se realizaron imponentes trabajos y
reestructuraciones hasta la llegada de los Borbones (1734) que gobernaron el
Reino de Nápoles hasta el año 1860, año de la unidad de Italia.
La ciudad del Siglo XX esconde muchos sitios por conocer como el museo
arqueológico, las catacumbas y pasadizos subterráneos.
El Teatro de San Carlos, inaugurado en el año 1737, es el más importante de la
ciudad, en el que se realizan destacadas óperas y ha sido nombrado por la Unesco
como Patrimonio de la Humanidad.
El Castel Nuovo es una fortaleza construida en 1279 que mira hacia la ciudad y
se impone por sus notables dimensiones y excelente conservación.
Museo Capodimonte: aloja obras únicas y sumamente valiosas. Esta visita es ideal
para quienes deseen acercarse al arte y a la cultura. La dimensión del museo es
realmente imponente.
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La mejor pizza
de Nápoles