Voy a ser mamá, voy a tener un bebé
Una dice embobada voy a tener un bebé. Y el problema radica no en lo que enuncia, sueltita de cuerpo, sino en lo omite pensar para enunciar semejante cosa, con equivalente liviandad.
Hay una considerable lista con innumerables a las que va a tener que renunciar o agudizar su ingenio para no prescindir , una vez arribada la cigüeña con el preciado paquete, supuestamente, con el pan debajo del brazo, dado en llamar nuestro primogénito hijo.
Cuando él llega, automáticamente toda la actividad femenina pasa a ser con exclusividad materna. Mientras el párvulo esta despierto y cuando duerme también.
Olvídese de dormir, UD. punto número uno. Imagínese con ojeras dignas de vampiros en huelga de hambre permanente. Pásese al bando de los faquires si pretende comer como normalmente lo hacía Vd. antes.
Mientras él esté despabilado, cosa que depende los chicos suele suceder muy a menudo, los niñitos de hoy nunca duermen, despreciará la papilla que le ha preparado con tanto esmero, para caérsele la baba por los suculentos supuestos manjares que UD. va a engullir.
Toda vez que una madre piense en hacer algo, un llanto a tiempo le recordará que hay una actividad primeriza y fundamental de la que no podrá distraerse ni siquiera para ir al toilette para ninguna función.
Eso mientras se toma su tiempo para decir ajó. Cuando ya se sienta, hay que tratar de evitar a toda costa, que lo que le está dando tanto trabajo para criar, no se mate ni suicide.
Para eso todos sus sentidos más los del padre, su madre, la de él, y hasta los del perro y sobre todo las del gato estarán a la disposición del nuevo explorador número uno de su casa.
Su engendro. Carne de su carne, sangre de su sangre. Después del ajó, viene la parte en que repite como un loro, absolutamente todo lo que escucha su par de orejas.
Obviamente como tiene que pasar de grado con su lenguaje tarzanezco básico y empezar a hablar como un ser humano normal, preguntará todo aquello que desconoce, que es absolutamente, precisamente y exactamente, eso, TODO.
Y espiará también, rigurosamente cualquier cosa que se interponga entre su vista y la de él. Mamá es la encargada de nombrarle y traducirle al mundo.
Y el cosmos empieza por su casa o departamento. Así que conjuntamente UD. Será formalmente presentada a la etapa del por qué y acto absolutamente seguido será la etapa del no.
Quiero tener un bebé… y sobrevivir
Deberá tener en cuenta elementos varios para tapiar la puerta de la habitación de los padres…y tener a bien que no la tome por sorpresa la pregunta: ¿por qué se bañan juntos papá y vos?
Y, ¿por qué duermen juntos papá y vos y yo que soy chiquito, duermo solo? Donde quedó eso de los nenes con los nenes, las nenas con las nenas.
Mire que no va a tener ningún manual de usuario para responder, una por una, esas cuestiones. Y sepa también, por las dudas, que los mocosos no se rinden a menos que estén lo suficientemente satisfechos en sus curiosidades.
Esto significa que pueda seguirla por toda la casa hasta que decida desasnarle la inquietud. Y no hay puerta cerrada que lo intimide ni llave maestra que resista. Tampoco nuestra paciencia, pero ese es un detalle aleatorio y al margen.
Pasados unos años, y unos cuantos truquillos, una reincide, y se olvidó de todos lo malabares que tuvo que hacer con uno, y vuelta a empezar a reeditar los trucos, habidos y por haber, con el otro.
Con la yapa de que habrá un ella o un él, mayor que avivará mil por mil al más pequeño. Marche con papas fritas agrias unas cuantas cosas de la que se va a tener que olvidar apenas un deambulado, surque su casa por primera vez o reincidentemente.
Intimidad. Olvídela. De todo tipo y peor aún la del kamasutra. No delire. O si insiste y lo hace, haga tapiar la puerta de su habitación.
Póngale traba, re contra traba, cerradura de emergencia, de urgencia, ah y acuérdese de cerrar del lado de adentro y de dónde catzo dejó la llave.
Porque una vez pasada la pasión, cuando recupere la calma, va a buscar la llave pertinente. Ah de paso, saque el bollo de papel con el que obstruyó el lugar donde debería calzar la llave.
Porque sino, dificulto que pueda lograr abrir la puerta, ya no para jugar sino para saber si del otro lado existe algo todavía. Mientras tanto haga resurgir su paciencia infinita de madre cuando recuerde que al engendro lo dejó del otro lado, y una vez que consiga destrabar todas las trabas habidas y por haber, rece porque del otro lado todavía le quede casa.
Nada de ¿hacemos el amor querido, en la cocina? Era tan lindo recrear Nueve semanas y media.
Con show erótico y todo para él, cuando una todavía tenía en forma, todo lo que había que tener y aún no luchaba contra la fuerza de gravedad que todo lo que ve a su paso, lo hace descender.
Con la música a todo lo que da y un streap tease como Dios manda y digno de la mejor película erótica. Olvídese de bañarse con él en la misma bañadera y en el mismo momento, porque la pregunta surgirá inevitable y UD.
Deberá disfrazarse poco menos que de papa Noel, para poder explicárselo. Si hay alguna explicación y/o mentira piadosa que pueda conformarlo.
Entonces el único reducto que queda en su casa para cumplir con los deberes de la especie, y dicho sea de paso apaciguar a sus normales hormonas, es su dormitorio.
Pero ojo, puede que también sea invadido y que UD. Tenga que explicar porque si siempre los deja en su cuarto, hoy, esta noche, precisamente, los desaloja.
A ver si después me cuenta que par de excusas inventó su creatividad. Los sonidos es un tema aparte. Asegúrese de comprar aislante para el piso y las paredes. No se olviden que ellos lo escuchan todo, lo saben todo y las paredes escuchan, siendo sus mejores aliadas.
No vaya a hacer que después le pregunten, que es ese ruido, mame. También asegúrese de reafirmar las patas y el respaldar de la cama, porque si crujen mientras Vd. y su media naranja hacen el kamasutra también deberá dar las explicaciones pertinentes.
En fin, olvídese de relajarse mientras algo de menos de un metro de altura ande por sus dominios y sino présteselo a algún familiar por un ratito y otórguese un gustazo de vez en cuando y sea una digna hija de Eva cumpliendo sus deberes con su especie como se requiere.
Pd: Si yo encontrara de vuelta al que me dijo: cásate y serás feliz. Y no contento con eso, insistió, cásate, y tene hijos y serás feliz. Le presto mi ex marido y en un combo mis dos hijos a ver si sigue opinando igual.
¿Tu hijo no quiere estudiar? Inscríbete ahora en nuestro curso gratis Ayúdame a entender cómo estudiar