Yoga, respiración y angustia

Con solo un minuto de respiración rítmica, se abrirá a la atención y empezará a descubrir su vida profunda...

Yoga y respiración 

Si se estudia en profundidad los pilares del yoga, se llega a la conclusión de la profundidad de sus técnicas, aparentemente muy sencillas. 

El Yoga se entiende como una gimnasia que en estos tiempos confusos y desconcertantes, se practica como una terapia mas. “Voy a yoga los lunes y los viernes”, se dice, como “voy a natación o a aeróbic”. 

El yoga no es eso. El Yoga es la India. Un camino de acceso a la libertad, practicado y contrastado durante siglos, como ha estudiado, con un rigor extraordinario, uno de los grandes estudiosos de las ideas religiosas de nuestro siglo, Mircea Eliade, en su libro, “Yoga. Libertad e inmortalidad". 

Este libro requiere muchas lecturas. Es claro que es  tan riguroso en su exposición que el lector puede fatigarse ante tanta diversidad. Sin embargo, para quienes quieran entender un poco la cultura profunda de Oriente –el budismo y el Zen- pueden beneficiarse de  sus ideas-semilla (así llama este autor, en el prólogo, a las ideas básicas del Yoga. 

Sea como sea, conocer el por qué de esas prácticas que nos sorprenden por su simplicidad, ha de sernos muy útiles. 

De la práctica concreta de ellas, si ustedes estudian a fondo el libro que acabo de citar, no van a encontrar mas que el espíritu que las anima. Estos son puntos esenciales del método: 

  • Concentración en un punto.

  • Inmovilidad corporal.

  • Respiración rítmica.

  • Y la exigencia de hacerlas estas  tres con la mayor atención 

Yoga y atención

En la atención está la clave. Porque si  la atención es mínima o nula, entonces no tienen ningún valor.

Veamos la necesidad de la atención.

Veamos por qué el yoga este camino de autorrealización   que se hunde en lo mas profundo de los tiempos  que tiene su filosofía  en la atención.

Como escribe Eliade en el libro que acabamos de citar:

“Las excavaciones comenzadas hace treinta años, en Penjab por Sir John Marshall y colaboradores y continuadas por E. Mackay, Vatts y Wheeler,  revelaron una civilización cuyo apogeo puede ser situado entre los 2.500-2000 años de la era cristiana. Son principalmente las dos ciudades fortaleza Mohenjo-Daro sobre el Indo y Harappa sobre un afluente del Indus, Ravi.

Después de una exposición rigurosa de las características de esta cultura, dice que el tipo iconográfico que aparece en los hallazgos puede ser considerado como la primera representación plástica de un yogui.

En los Yogasutras, un libro célebre en la bibliografía del  yoga, se repite una y otra vez, que se ha de  conseguir romper el proceso mental, detenerlo, eliminarlo.

En nuestra cultura occidental, en la que existir, era pensar (Descartes) , querer erradicar el flujo mental puede parecer una aberración, algo antinatural..

Pero no es así: muchos de nuestros pensamientos son fuente de dolor: recuerdos, heridas no sanadas, ideas sobre el futuro oscuro…etc.

El maestro espiritual Krishnamurti, decía que hay que saber donde está  la línea divisoria que separa el momento en que  hay que pensar plenamente de aquél en que no  hay que pensar en absoluto.

La atención, aquieta la mente de un modo extraordinario. Nosotros recomendamos, la respiración rítmica, estar  atentos al respirar que se puede hacer en cualquier momento,  y lugar, incluso haciendo vida social. A diferencia de las otras prácticas que exigen estar solo.

Recomendamos que se haga por lo menos un minuto al día (en un minuto se pueden hacer hasta 15 respiraciones completas).

Yoga y concentración

La concentración en el aire que entra y en el aire que expulsamos, constantemente, vacía de la mente.

El maestro Krishnamurti lo dice de una manera muy bella: 

Si usted ve  plenamente una montaña, usted desaparece.

La importancia de la atención durante  minuto de respiración puede ser muy tranquilizadora incluso desde el primer día.

Debemos estar muy atentos al aire que entra en nuestro pecho, al ruido de ese aire al atravesar las fosas nasales, los cambios experimentados en el pecho que se expande y luego vuelve a su estado normal.

En nuestra práctica psicoterapéutica, que evita dar  muchos   consejos porque pueden llevar producir el efecto contrario, que es que la gente se agobie con normas y ejercicios, este minuto de respiración, ha sido eficaz en situaciones obsesivas,  o con vivencias depresivas, disfunciones o “somatizaciones” (así llamadas las conversiones de la angustia en molestias físicas de todo tipo).

Yoga y respiración

El minuto de respiración concentrada hay que hacerlo una vez al día –antes, durante, o después-  de la angustia porque además  iniciará el camino de la atención, otro de los grandes senderos de  la vida la perfección.

Practiquen por lo menos un minuto cada día.

Encontrarán, téngalo por seguro, un inmediato sosiego, lo que les llevará a  hacerlo de nuevo  y no solo un minuto sino durante mas tiempo, y así empezarán a poner los cimientos de una vida atenta, de una vida consciente de si misma.

Y conseguirán, además, que su autorrealización vaya siendo un reto cotidiano para superar la condición profana –como dirían los yoguis- y alcanzar el nirvana. Esta  palabra no deben tomarla  como esotérica o extraña, porque el nirvana es sencillamente alcanzar  la libertad absoluta.

La cual no se alcanza nunca –somos limitados- pero eso no importa: toda gran obra –y hacer la propia vida lo es- es obra inacabada.

Por último, una anécdota de Anthony de Mello,  autor muy recomendable. En su obra abundan los cuentos que a modo de pequeñas y sencillas parábolas, ilustran del pensamiento oriental y del pensamiento, del que él hizo una síntesis inteligente y amena:

El discípulo vuelve después de muchos años a ver a su maestro.

Entra en la casa. El discípulo desea conocer  la “evaluación” de su maestro en  sus progresos en la vida espiritual, después de mucho tiempo en él practicó sus enseñanzas.

El maestro le dice:

¿Solo te voy a preguntar una cosa?

¿Cuál?, responde el discípulo.

Cuando entraste en mi casa, llevabas un paraguas y unos zuecos. Bien. ¿Recuerdas como los dejaste en la puerta: ¿los zuecos a la derecha o a la izquierda del paraguas?.

El discípulo no supo que contestar. El maestro le dijo:

No aprendiste nada. Vete y practica la atención.

Estas líneas quieren ser unos consejos prácticos, cuando el apoyo psicológico  personal no es posible.

No dude quien lo lea y empiece  ahora mismo.

Estamos hablando solo de un minuto. Verá como sigue día a día practicando  la atención en la respiración rítmica. Se abrirá a la atención y empezará a descubrir su vida profunda.

Por Javier del Amo

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