El ámbito laboral es el lugar donde se cocinan otras historias que un individuo debe soportar, tolerar, disfrutar y compartir sólo en ese sitio.
Cualquier cosa que de ahí salga será mera plática, comentarios de sobremesa para responder a la pregunta ¿Cómo te fue en el trabajo?
Allí donde la economía es el principal motor, donde las máquinas y las metodologías cobran una forma real, donde subordinados luchan por conservar el empleo y quedar bien con el patrón.
Es la guerra diaria, la batalla contra la mediocridad en la que muchos generales despachan una tropa raquítica para sacar adelante un proyecto.
Entre empleados te veas. Según cada quien, cada uno es el mejor de su rama, cada quien es capaz de resolver cualquier problema que se presente y todos los demás serán oportunistas e incapaces.
En cada oficina del mundo, en las fábricas, en los talleres, el gran ejército de empleados agradecen el contar con un trabajo que les permita el sustento de la familia, miles de sacrificados por los hijos, por conseguirles un futuro seguro que probablemente será el mismo sitio donde padre dejó la existencia, la misma historia, el mismo final.
Así se consume la sociedad moderna entre quincenas y aguinaldos, entre despidos y demandas laborales, entre cafecitos de la media hora donde se refunfuña contra los jefes.
Así, todos creemos estar a la vanguardia, pertenecer a la clase social del momento, donde nuestros proyectos sacarán adelante alguna parte atorada de la empresa o por lo menos le dará un nuevo rumbo.
Estaremos pendientes de las necesidades de la institución para llevar las ideas frescas, las soluciones adecuadas y poder contar con la venia para continuar disfrutando del placer de pertenecer al primer equipo.
Sendos estudios se han realizado para poder comprender el fenómeno de las relaciones laborales y los especialistas llegan a conclusiones extraordinarias para mejorar las condiciones anímicas de los empleados ya que, para el trabajador lo único indispensable es el sueldo y hasta se atreven a dar recetas como solicitar (y conseguir) un aumento salarial.
Ellos aseguran que después de trabajar en el mismo lugar durante mucho tiempo, no son pocas las personas que sienten que merecerían un aumento en su paga.
Pero esto no quiere decir que los demás piensen exactamente lo mismo, por lo que es muy importante contar con un buen plan para realizar esta solicitud, antes de dirigirse a pedir un aumento.
Planes perfectos para ablandar la coraza que los patrones se colocan cuando de salarios se habla.
Lo primero que se debe hacer –dicen- es chequear cuánto está ganado otra gente que se desempeña en un campo y cargo similar al suyo, para considerar cuánto es el aumento medio que han recibido.
Si no sabe esto, podría correr el riesgo de pedir un aumento demasiado alto o demasiado bajo.
De esta forma, en el primer caso, los demás lo verán como una persona codiciosa y presumida, mientras que, en el segundo, lo observarán como alguien que no se valora mucho ni a sí mismo ni a su trabajo (y usted desperdiciará una de las contadísimas oportunidades con las que se cuenta para solicitar un aumento).
Como se puede ver, el consejo principal consiste en esconder la codicia y la presunción, aún cuando en la oficina todos lo cuchicheen.
En estos lugares, el último en conocer la opinión de todos respecto a su persona, es uno mismo y, a pesar de que todos los compañeros reconocen la capacidad o incapacidad de cada quien, no dejan de encontrar el lado negativo para atacar.
Es parte del folclor laboral. Entre memorandums y oficios, entre órdenes de trabajo, las relaciones laborales seguirán su curso siempre anteponiendo el sagrado interés del área laboral.
Por Margarito Escudero Luis
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