Descripción
Ante la penosa situación que en materia de economía acomete a nuestra sociedad, miles de hombres y mujeres deben hacer frente a la desocupación laboral, de la cual no son para nada culpables. Aun cuando esto supone una carga pesada para todo aquel que provee para su familia, algunas personas, quienes en su gran mayoría siempre se han regido por los más estrictos principios de laboriosidad, son testigos involuntarios de cómo la desocupación les conduce a otros problemas más difíciles de superar y mucho más frustrantes que el de carecer de trabajo.
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