Todo ser humano desarrolla un concepto de quien es, en función de la percepción que tiene de sus características físicas y emocionales (atractivo, feo, alto, bajo, gordo, flaco, bueno, malo, tonto, inteligente) y de todo aquello material que posee o logra (bienes materiales y posición social o laboral).
Debido al desarrollo de nuestro “Ego”, muchas veces nos sentimos agredidos o rechazados por personas que consideramos que nos “ofenden o lastiman”.
La característica del EGO es que constantemente busca seguridad a través de mantener u obtener dinero, reconocimiento, atractivo físico y/o poder externo. En la búsqueda de satisfactores que nos hagan estar seguros, el EGO no permite que haya cambio.
Cuando se ha alcanzado alguna clase de posición social o económica, se aferra con todas sus fuerzas a ella, porque de perderla, sería como dejar de ser quien ha pretendido ser.
Si nos preguntan quienes somos, nuestras respuestas estarían en función de nuestros “egos”,“Soy lic. en psicología, mujer madura, casada y madre de 2 niñas”, o alguien diría: “Soy un rico empresario que tiene 3 casas y 4 carros”, cada quien se auto describiría en función de esas características materiales.
El problema es que cuando alguna de estas características cambia, entonces la pregunta es ¿Dejamos de ser quien hemos sido?, por ejemplo:
¿Si alguno de nosotros perdiera la vista, el trabajo, el cargo que ocupábamos, la pareja, la juventud o fuéramos criticados por otros, seríamos otra persona? o simplemente nuestro cambio sería algo externo a lo que tendríamos que adaptarnos.
Mucha gente sufre cuando es desaprobada por sus acciones, otros cuando no logran mantener lo que han alcanzado; sin embargo, la realidad es que quienes viven con mejor ánimo y calidad en sus vidas, son aquellas personas que aprenden a no tenerle miedo a los cambios.
Quienes no se sienten amenazados en su interior cuando a alguien no les gusta su forma de actuar, o sus decisiones, quienes no se aferran a nada o a nadie (ni siquiera a comentarios hirientes de los demás), quienes saben que ellos son mucho más que sus títulos universitarios, un físico atractivo o no, poder económico o social, y aprenden a tomar las cosas con ligereza pensando como el título de este artículo: “Lo que pasa, no es nada personal contra mi”.
Cada uno es libre de tomar o no las cosas de manera personal, y pasarse la vida intentando mantenerse “seguro” o atreverse a vivir con lo que la vida nos envía.
¿Te has preguntado amable lector, a qué venimos realmente a esta vida? Hay quien piensa que venimos a atesorar cosas materiales, poder, aprobación, belleza, aunque todas estas sean efímeras.
Hay quien toman de manera personal lo que le sucede y dejan que su ego se sienta amenazado, tomando represalias contra aquello que se opone en su camino, viviendo una vida llena de rencores y desazón.
Me gustaría mucho que reflexionaras en esta idea, amable lector, si te ha servido de algo, tanto desasosiego provocado por tu EGO, y la falsa creencia de que debes tener todo bajo control para ser feliz.
Te sugiero que hagas este sencillo experimento: la próxima vez que alguien no reconozca tus esfuerzos, te critique, te deje de hablar, tómalo con calma y piensa “No es nada personal”.
La próxima vez que no logres lo que quisieras, o pierdas lo que has logrado, piensa también: La vida es cambio, tengo que aceptar todo aquello que llegará nuevo a mi vida.
Trata de no aferrarte a nada, deja que las cosas sean como tienen que ser, minimiza la voz de tu EGO que te dice que no cambies…
Recuerda que somos seres espirituales que vinimos a trascender a través de las experiencias, no malgastes tu tiempo peleándote con la vida. Mejor atrévete a dar GRACIAS por la oportunidad que tienes de estar vivo, como quiera que sean las cosas.
No te operes la cara para intentar parecer más joven, mejor sonríele a la vida, que dicen que el mejor maquillaje es la FELICIDAD, me encantaría que me escribas y me digas tu opinión a este artículo, si no me escribes, no te preocupes, NO es Nada personal contra mí o contra esta columna… ¡Enhorabuena!
Por Psic. Bertha Laura Reyes López
Terapeuta de adolescentes y adultos
[email protected]
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