En esta época de crisis mundial, tener un empleo es un bien muy preciado, y
tener uno que satisfaga es aún más gratificante.
No todos los empleados
desempeñan una actividad que les agrade, en
muchas ocasiones, la persona quiere trabajar aunque esa ocupación no sea la
soñada, pero el volumen no es el adecuado y comienza a aburrirse,
surge
así una de las enfermedades
de la psicología
moderna llamada “boreout” que sirve para definir a aquellos individuos que se
aburren y muestran un desinterés constante con el cargo y la tarea que ostentan.
Características del boreout
-
Quienes se ven afectados son aquellas personas que tienen una ocupación que
está por debajo de sus posibilidades. -
Provoca falta de motivación -
Pérdida de la concentración -
Cansancio al llegar al lugar de
trabajo -
Sentimiento de frustración constante -
Imposibilidad de poner en marcha cualquier iniciativa por pequeña que sea -
Sentir agobio constante por las tareas a desempeñar -
Pérdida de confianza en uno mismo
Recomendaciones para evitar el boreout
-
Si la apatía está siendo la protagonista del día a día laboral, hay que
reflexionar acerca del problema. Hablarlo con quien corresponda
(encargado,
superior, etc)
en muchas ocasiones puede ser positivo para llegar a un acuerdo en
cuanto a las tareas a desarrollar. -
Proponer ideas para rejuvenecer las tareas diarias y que no se conviertan en
una rutina difícil de superar,
suele ser un motivo atractivo para recuperar
la estima y motivación perdidas -
Hablar con otros colegas para ver si están atravesando el mismo
inconveniente y entre todos intentar hallar la causa y posibles soluciones
para revertir la situación. -
Plantearse retos cotidianos es importante para estar siempre activos,
alertas y motivados en el trabajo. -
Si se padece de aburrimiento crónico se debe comentar con quien corresponda.
Muchas personas no lo hacen por miedo al despido, pero el silencio suele
agravar la situación que de seguir en este mismo camino,
lo único que logrará
es continuar sufriendo esta situación o terminar renunciando por el estrés
que provoca.
La falta de tareas como el exceso de ellas,
es altamente perjudicial para el
desempeño del trabajador. “Los jefes deben aprender a delegar las tareas para
que los empleados sean aprovechados y se sientan útiles.
El aburrimiento y el
desinterés no deberían de aparecer, porque cuando se instalan, la persona que los
padece se deja estar, y termina por conformarse y puede pasar mucho tiempo hasta
que alguien se dé cuenta de lo que ocurre”, sostiene el sociólogo chileno
Manuel Solaya Vacino.
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