Por desgracia, es muy común que la gente tenga el concepto erróneo de que la
manteca no es saludable. La gente sigue pensando que las
grasas saturadas de la
manteca ayudan a que las enfermedades del corazón sean una de las principales
causas de muerte en muchos países también.
Lo cierto es que no son las
grasas naturales
las que están causando esta
epidemia, sino el azúcar, los alimentos procesados y el consumo excesivo de
aceites refinados que son causantes, no sólo de las enfermedades cardíacas, sino
también de diabetes, colesterol e hipertensión.
Estas son algunas cuestiones básicas a tener en cuenta:
1. ¿Sabía que durante el período entre 1910 y 1970, la proporción de grasa
animal tradicional en la dieta promedio se redujo de 83% a 62%?
2. Durante este mismo período el consumo de manteca disminuyó de 8 kilogramos
anuales por persona a 2.
3. Durante los últimos 80 años, el consumo de alimentos relacionados con el
colesterol se ha incrementado sólo en un uno por ciento.
Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Por qué tantas enfermedades cardíacas?
1. Durante el mismo período, el consumo promedio de aceites vegetales
(margarina, manteca vegetal y aceites refinados) se incrementó en un 400%.
2. Durante el mismo período, el consumo de azúcar y alimentos procesados aumentó
en un 60%.
Esos son los hechos, pero no hay mejor prueba que los resultados que veo entre
mis clientes y lectores. Cuando la gente deja de comer margarina, aceites
refinados, mantecas “falsas”, azúcar y alimentos procesados, su salud mejora
radicalmente. Ni hablar de toda la grasa corporal que queman.
Es importante destacar que la manteca que yo uso es orgánica. Tiene ese hermoso
color amarillo intenso, no es blanca como la manteca convencional. Ha sufrido un
procesamiento mínimo y no tiene hormonas de crecimiento ni antibióticos
añadidos.
Ahora que ya le he dicho que la manteca es sana, aquí va una deliciosa receta
para cocinar el pollo para que usted disfrute:
Pollo con salsa "yo no le tengo miedo a la manteca"
Ingredientes:
2 pechugas de pollo grandes (aproximadamente ½ kilo de pollo)
6 cucharadas de manteca derretida
Jugo de limón exprimido de 1/2 limón grande
1/4 taza de aceite de oliva
Sal, pimienta y ajo en polvo a gusto
Procedimiento:
Derretir una cucharada de manteca en una cacerola grande. Condimente el pollo
con sal, pimienta y ajo. Cocine las pechugas de pollo cubiertas en la manteca a
fuego muy bajo. No deje que la manteca se ponga marrón.
Vierta el jugo de limón en un recipiente aparte. Lentamente agregue la manteca
derretida restante, al mismo tiempo que revuelve la mezcla. Luego agregue el
aceite de oliva y vuelva a mezclar. Vuelva a condimentar con sal, pimienta y
ajo.
Una vez que el pollo esté bien cocido, sírvalo en un plato y ponga la salsa
sobre las pechugas.
No se sorprenda si usted se siente tentado de usar esta salsa para condimentar
ensaladas y casi todos los otros alimentos. ¡Es deliciosa!
Por
Isabel de los Ríos, nutricionista certificada y autora de "Comer para perder",
una obra que utiliza un enfoque original y alternativo para
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